Buena pregunta… que seguro te habrás hecho en alguna ocasión. Parece mentira cómo puede haber tanta diferencia entre 100 gramos de patatas cocidas o crudas (ni tan siquiera llega a las 100 kcal.) y los mismos 100 gramos de patatas fritas (ya sean las típicas de hamburguesería o las “patatillas” o snacks en bolsa, que pasan de las 500 por el mismo peso). Hoy intentaremos aclararte al menos en parte este hecho.
La patata tiene un gran contenido en almidón, compuesto que, por naturaleza, tiende a absorber una cantidad importante de líquidos, una especie de “esponja” natural, que en su estado normal se nutre de agua. Llegamos al proceso de fritura, donde se produce el violento cambio: La temperatura con la que se fríen las patatas es superior a 100º, pero inferior a la temperatura de cocción del aceite (casi el doble), por lo que ya te puedes suponer lo que pasa: El almidón de la patata pierde agua por lo que procede a absorber el aceite en caliente. Ten en cuenta que el agua tiene 0 calorías por contra del aceite, que en estado puro tiene casi 9 kcal. por gramo (estamos hablando casi de grasa pura). Además, un aceite que, al freírse, convierte sus grasas insaturadas en saturadas, siendo más perjudiciales para el organismo que las propias del aceite en crudo. Por lo tanto, tampoco creemos que debas renunciar al sabor de una buena patata frita, pero desde Vitónica apostamos por que moderes el consumo de las mismas.
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