Lucir una sonrisa radiante es un signo de salud, ya que los dientes están ligados al estado de nuestro cuerpo más de lo que pensamos. Pero desde luego lo que más nos preocupa es la coloración de estos, pues siempre queremos conseguir una blancura absoluta .
El paso de los años y los alimentos normalmente acaban por amarillear nuestra dentadura, algo que no sienta demasiado bien a la estética de nuestro rostro, pero que podemos mejorar con unos sencillos trucos. Es cierto que a diario muchos son los que asisten a realizarse blanqueamientos dentales, aunque es sencillo mantener en nuestra casa una correcta limpieza y conseguir unos dientes blancos.
Día a día, por el mero hecho de comer, beber, fumar... estamos contribuyendo a manchar nuestros dientes y amarillearlos un poco más. Pero podemos retrasar este proceso y ralentizar la pérdida de blancura. Una forma de hacerlo es seguir una serie de consejos. Desde luego que existen diferentes tipos de coloración dental, pero todas afean nuestros dientes, por esto tenemos que ponerle remedio cuanto antes.
Antes de nada es importante que determinemos la causa de la coloración de nuestro esmalte. Saber la sustancia o sustancias que están amarilleando nuestros dientes es primordial para acabar con este proceso. Si sabemos esto podremos reducir el impacto que esta sustancia está causando en nuestra dentadura. No es una tarea fácil, pero poco a poco podemos llegar a una conclusión analizando lo que comemos habitualmente y el tipo de sustancia que es.
Sí que es cierto que en la coloración dentaria interviene la porosidad del esmalte, ya que no todas las personas tenemos el mismo tipo de esmalte. Por esto cada uno de nosotros con la misma sustancia experimentará un tipo de coloración u otro. Sea como sea es importante poner remedio a esto y evitar que los dientes pierdan su color blanco característico.
Sustancias como la cafeína, la teína, la nicotina... tienen un alto poder colorante de los dientes, por lo que debemos evitarlas en lo posible. Algunas como la nicotina además tienen un efecto vasoconstrictor que hace que nuestras encías se vuelvan más vulnerables a los ataques bacterianos afectando no solo al color de los dientes, sino que también a la salud de estos.
Utilizar pastas dentífricas con agentes blanqueadores es muy recomendable, ya que si no tienen un efecto a corto plazo, sí que lo lograremos con el paso del tiempo, y es que poco a poco conseguiremos acabar con la suciedad que puebla el esmalte y que está convirtiendo nuestra dentadura en algo amarillento y sin brillo. Además, el uso de gomas dentales es muy recomendable, ya que ayudan a eliminar las manchas del esmalte sin causar ningún daño. Si las utilizamos junto con una pasta blanqueadora el efecto será mayor.
Usar de vez en cuando bicarbonato de sodio para enjuagarnos los dientes es muy recomendable, ya que ayuda a blanquearlos en exceso. Pero no podemos abusar, pues es un potente abrasivo de las encías y de los propios dientes. Por lo que es mejor usarlo solo una vez al mes y no siempre, sino en periodos concretos.
Imagen | SXC
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