Las medidas para luchar contra la obesidad y el sedentarismo han dado sus beneficios al ámbito de la salud pública, pero al mismo tiempo, se cree que han causado una despreocupación u olvido involuntario por aquellos individuos con problemas de bajo peso o distorsión de su imagen corporal.
Los aficionados a la actividad física y los deportes, parecían ser los grandes ganadores en un mundo donde la obesidad y la inactividad física, son los principales enemigos de la salud. Sin embargo, un experto en medicina deportiva advierte en un reciente informe que cada vez son más los atletas masculinos que padecen trastornos de la conducta alimentaria.
Las muertes en aumento de los luchadores ha encendido la alarma acerca de los trastornos alimentarios entre los hombres atletas. Pero no sólo entre bailarines (por bajo peso) y entre luchadores (por exceso) pueden originarse problemas, sino que cada vez más ciclistas, triatletas y esquiadores nórdicos resultan afectados.
Según los especialistas, el problema puede originarse cuando de manera recreativa, la persona pierde un poco de su peso corporal y mejora su imagen al iniciar sus entrenamientos. Asimismo, optimiza su rendimiento y cada vez es más eficiente.
Éste puede ser el punto inicial si no logramos encontrar un equilibrio, ya que al ver que con un poco de actividad física pudimos mejorar notablemente tanto por dentro y por fuera, puede generarse el deseo de continuar mejorando y así, la dieta se hace cada vez más estricta y los entrenamientos incrementan su exigencia notablemente.
De esta forma, puede comenzar a causarse el efecto contrario, ya que poco a poco el rendimiento caerá al mismo tiempo que se pierde eficiencia, por la dieta escasa junto a la gran exigencia física. Es en este punto donde puede descubrirse una dismorfofobia o trastorno dismórfico corporal en el atleta, es decir, se ve con defectos que puede revertir con el estilo de vida cuando en realidad no los tiene, entonces es extremadamente crítico con su imagen corporal.
Este trastorno que puede aparecer sin que nos demos cuenta puede afectar notablemente la calidad de vida de la persona, convirtiéndolo en un adicto a la actividad física y las dietas estrictas.
Siempre han existido problemas o desórdenes alimentarios en el mundo del fitness, pero hoy más que nunca, la presión social respecto a la estética puede ser un factor que potencie el desarrollo de dichas afecciones.
Por eso, nada mejor que tomar conciencia y comprender que nada es bueno en exceso, sino que lo ideal es encontrar un punto medio en donde tanto por fuera como por dentro, nos veamos bellos y saludables. Si solos no podemos lograr un equilibrio, la mejor ayuda estará en las manos de un profesional de la salud así como en nuestro entrenador personal.
Si nos sentimos cansados pero aún así, tenemos deseos de continuar en movimiento, algo está sucediendo, pues existe un desequilibrio entre los fisiológico y lo que nuestro cerebro ordena. Asimismo, prestemos atención ante una persona muy activa y muy delgada, tal vez necesite ayuda y no lo sabe.
Vía | Msnbc
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Imagen | Flickr (Sheffield Tiger)
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