Hay días en los que nos sentimos física, mental y emocionalmente agotados. Cuando arrastramos el estrés, los agobios y las preocupaciones durante algún tiempo, llega un momento en el que notamos que nos falta la vitalidad. Es como si el cansancio pudiese con nosotros. Durante el día tenemos sueño a todas horas, pero luego llega la hora de meternos en la cama y nos cuesta conciliar el sueño, o soñamos con cosas raras, y nos levantamos como si nos hubiesen pegado una auténtica paliza porque nos duele todo el cuerpo.
Para afrontar los desafíos del día a día, (y nos estamos refiriendo tanto al estudio, como al trabajo o al deporte) tenemos que ser conscientes de que la percepción del cansancio influye significativamene en nuestro rendimiento, ya que por alguna razón el cerebro se rinde antes que el cuerpo, y le envía señales para que se detenga.
Cuando esto ocurre, solemos recurrir a una serie de bebidas que, de una u otra manera estimulan nuestro organismo. Pueden ser bebidas naturales como el café o el té o bebidas artificiales con base de agua o zumos a las que se les añade una serie de componentes como la taurina, el ginseng o el guaraná entre otros. Lo cierto es que, visto lo visto, su consumo muchas veces puede ser más útil por su efecto placebo que por el real.
La cafeína es la sustancia excitante por excelencia
El café es una fuente natural de cafeína. La cafeína es la sustancia excitante por excelencia porque disminuye la acción de la adenosina, un neurotransmisor que provoca calma y relajación muscular. Al actuar como un estimulante del sistema nervioso central, puede restaurar el estado de alerta y reducir la somnolencia. Después de beber una taza de café se genera un estado de alerta que aumenta la concentración, y una sensación de mayor vitalidad y resistencia al esfuerzo mental durante algunas horas.
Lo malo es que como el efecto excitante de esta bebida (igual que ocurre con el té verde) es pasajero, solemos tomar más de una taza. El abuso de la cafeína y de la teína puede enmascarar un cansancio acumulado, acelerar el pulso y hacer que disminuya nuestro rendimiento. ¡Justo lo que no queremos!
También existen plantas que, sin tener cafeína, son capaces de estimular nuestro sistema nervioso y circulatorio como el romero, o la rosa canina que además de ser muy rica en vitamina C (cincuenta veces más que la naranja), también genera un efecto energizante en nuestro organismo.
Bebidas energizantes
La finalidad de las bebidas llamadas bebidas energizantes es la de mantenernos despiertos y alerta. Son bebidas que por su composición formulada con sustancias naturales o artificiales, aumentan los niveles de actividad motriz y sensorial, refuerzan la vigilia, el estado de alerta y la atención o generan una alteración en nuestras reacciones.
La gente suele beberlas pensando que su consumo les aportará una energía extra que les ayudará a estar más vitales, y a "aguantar el tirón". Estas bebidas, en lugar de usar el azúcar como fuente de energía, incluyen vitaminas estimulantes y suplementos de hierbas. Sus ingredientes principales suelen ser la cafeína y la vitamina B, que luego mezclan con agua con gas, guaraná, y taurina.
Sin embargo, no todas estas bebidas son adecuadas para todo el mundo, por eso es recomendable conocer las diferentes clases de bebidas energéticas existentes, y para qué actividades están recomendadas.
Las bebidas isotónicas son adecuadas para todos aquellos que suelan hacer ejercicio. Se pueden tomar en cualquier momento pues reponen los minerales y las vitaminas que perdemos a través del sudor.
Las bebidas que queman grasas, conocidas como Fat Burners, suelen contener sustancias que aceleran el metabolismo. Por este motivo no pueden ser ingeridas sin control pues podrían resultar muy peligrosas, sobre todo para personas con hipertensión o que estén tomando otro tipo de medicación.
Efectos colaterales
Las bebidas energéticas con cafeína, guaraná o ginseng no son adecuadas para todo el mundo pues continen estimulantes no indicados para personas hipertensas. De hecho, el Comité Olímpico considera la cafeína como una sustancia dopante.
Lo peor de todo es cuando mezclamos estas bebidas energéticas con alcohol. El resultado son unos cócteles que pueden ser muy peligrosos pues aceleran la producción y liberación de adrenalina y son diuréticas. La taurina, por ejemplo, es un aminoácido que se encuentra en el organismo durante los periodos de esfuerzo físico para regular la sal y el azúcar en sangre. Si se toma mucho, puede producir dolor de cabeza, taquicardia, temblores, gastritis, vómitos e insomnio.
Aunque las bebidas estimulantes representan una auténtica tentación en época de exámenes (todos hemos querido alguna vez tener la mente despejada durante más tiempo, y disponer de más horas para poder estudiar), consumir este tipo de bebidas no ayuda a que el cerebro procese las ideas. Lo único que hacen es mantenernos despiertos.
De lo que no hay duda alguna es de que su consumo excesivo de estas bebidas altera las funciones normales del organismo (aunque sólo sea porque engordan mucho) pero, también es verdad que, muchas veces, sus efectos tienen a magnificarse por culpa de las sensaciones subjetivas y del efecto placebo.
Si de verdad nos gustan y consideramos que nos aportan energía cuando necesitamos un empujoncito, es mejor que las reservemos para cuando hacemos deporte. Para engañar a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro no sólo se requiere entrenamiento físico sino también mental.
Fotos | Evi Christodoulou, Justgrimes
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