En las dietas de adelgazamientos muchas veces solemos renunciar a determinados tipos de alimentos. La carne suele ser uno de los alimentos que desterramos debido a su alto aporte graso. Es necesario que el organismo reciba las dosis necesarias de proteínas que requiere para funcionar correctamente, y más si además de seguir una dieta de adelgazamiento practicamos ejercicio. Para lograr dotar al organismo de lo que necesita sin un aporte extra de grasa podemos echar mano de las llamadas carnes blancas, que son las de aves como el pollo, el pavo o la avestruz.
Este tipo de carnes son muy apreciadas por su bajo aporte graso, ya que contienen menos del 10% de grasa por cada 100 gramos de carne. Frente a esto debemos destacar el alto contenido en proteínas de alta calidad biológica que nos aportan diferentes tipos de aminoácidos necesarios para el correcto desarrollo de los tejidos corporales. Este tipo de carne, a diferencia de las rojas, tiene menos contenido de purinas, que pueden resultar nocivas para el organismo.
Hay que destacar el bajo contenido calórico que tienen este tipo de carnes, ya que apenas tienen grasa. Esto es lo que las hace ser menos sabrosas, pero para compensar esto se pueden preparar de diferentes maneras. Esta cualidad precisamente es la que hace que la carne blanca sea más fácil de digerir. La digestión de estos alimentos será más rápida contribuyendo a una actividad metabólica mayor que nos ayudará a procesar mejor los alimentos y aprovechar al máximo sus nutrientes.
Imagen | chris27
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