Una dieta paleo adaptada a nuestra realidad y adecuadamente planificada puede tener grandes beneficios para la salud. Sin embargo llevada a los límites su efectos pueden cambiar mucho. El programa whole30 también conocida como "dieta paleo- extrema" hoy se ubica bajo nuestra lupa para mostrar los cambios que puede provocar en el cuerpo.
¿En qué consiste el programa whole30?
Con algunas modificaciones sobre la dieta paleo que muchos conocen, el programa whole30 se propone como una alternativa para cambiar la vida de las personas con ayuda de la alimentación. Promete eliminar enfermedades sin causa ni tratamiento efectivo, solucionar la ausencia de energía, corregir desequilibrios hormonales y hasta ayudar a perder peso.
Es (según sus creadores) la solución definitiva a una mala calidad de vida que sólo necesita llevarse a cabo durante 30 días seguidos en los cuales, quedan eliminados alimentos con azúcar y el azúcar propiamente dicho, los edulcorantes, el alcohol, los cereales (incluso integrales) y sus derivados, las legumbres, las patatas blancas, los lácteos y derivados y todo aquello que tenga sulfitos, nitratos o transgénicos.
La dieta es entonces sin gluten, sin azúcares añadidos y muy reducida en alimentos procesados, pues si bien se desaconsejan, se pueden incluir productos específicos como mantequilla clarificada, aceite y leche de coco o aceitunas en conserva.
A diferencia de la dieta tradicional paleo en la que abundan frutos secos y semillas, en esta variante no se permite la quinoa ni el amaranto, ningún tipo de legumbre excepto las judías verdes, y se limitan los frutos secos tan nutritivos para el organismo.
Además, no se permiten preparaciones tradicionales estilo paleo, es decir, no podremos crear una pizza paleo, o un pan paleo o semejantes, sino que debemos intentar preparaciones que no imiten comida chatarra con los alimentos permitidos.
Por último, la dieta no señala cantidades y prohíbe pesarse o tomar cualquier medida corporal durante los 30 días que dura el programa. Debe seguirse al pie de la letra si queremos ver resultados.
¿Qué cambios puede producir en nuestro cuerpo?
No es una dieta extrema respecto a lo hipocalórico, sino que el programa whole30 es extremo por la gran cantidad de restricciones que impone y por eliminar grupos enteros de alimentos que suelen ser ampliamente consumidos.
Una dieta con estas características puede sin duda producir cambios en nuestro cuerpo, pero probablemente no en el rumbo que se prometen, pues las restricciones en nada contribuyen a una conducta alimentaria normal sino que entorpecen la relación que tenemos con la comida y pueden generar alteraciones emocionales y anímicas.
Además, eliminar grupos de alimentos como los cereales que son en general placenteros y socialmente muy aceptados puede perjudicarnos y volver poco sostenible la propuesta así como poco flexible por impedirnos comer y compartir alimentos con otros.
De hecho, el propio programa whole30 señala que las dos primeras semanas (la mitad de su duración) serán realmente duras y eso se debe a la ausencia total de alimentos cotidianos que son buenas fuente de energía así como a la falta de preparaciones culturalmente aceptadas y muy habituales en nuestra dieta.
La ausencia de hidratos en nada beneficiará a quienes practican deporte por ejemplo, pues este nutriente es clave para rendir correctamente y cuidar el sistema neuromuscular, ya que constituyen el combustible energético por excelencia.
Por otro lado, el no señalar cantidades de cada grupo de alimento permitido puede dar origen a una alimentación desequilibrada en la que falte fibra y sobren proteínas o al revés. Incluso, cuando este tipo de dietas se proponen ad libitum, pueden alterar lípidos en sangre.
Es una dieta extrema que puede alterar internamente nuestro cuerpo y afectar negativamente desde el funcionamiento orgánico del mismo hasta nuestras emociones y estado de ánimo.
¿Puede ofrecer algún beneficio?
Tal como se plantea el programa whole30 es una dieta en la que se eliminan las principales fuentes de hidratos de carbono, y si no abusamos de frutas puede transformarse en una dieta low carb que favorece la pérdida de peso y hasta beneficia el sistema cardiovascular.
Asimismo, una mayor cantidad de proteínas puede contribuir a la ganancia o mantenimiento de masa magra, sobre todo, si acompañamos la dieta con la práctica de ejercicio regular. Y esto claramente beneficia el ritmo metabólico y nos aleja de enfermedades como la obesidad, la diabetes u otras.
Por otro lado, esta dieta puede ofrecer la posibilidad de alejarnos definitivamente del azúcar y de otros nutrientes propios de los alimentos procesados como el sodio o las grasas trans que perjudican la salud.
Sin embargo, más allá de estos aspectos positivos que posee el programa whole30, por ser una dieta paleo-extrema, no recomendamos su práctica. Pues elimina grupos de alimentos saludables sin fundamento científico alguno, como las legumbres y otros muy populares como los cereales, que podemos consumir siempre y cuando seleccionemos correctamente.
La clave estaría en encontrar un punto medio en que disminuyamos los alimentos procesados y el azúcar, pero no dejemos de incluir platos o alimentos placenteros, fuente de hidratos de carbono de calidad y muy cotidianos en nuestra mesa. Sólo teniendo en cuenta particularidades y considerando que no es sano caer en extremos cuando se trata de dieta, podremos lograr una alimentación que beneficie integralmente nuestra salud.
Bibliografía consultada | International Journal of Exercise Science 7(2) : 128-139, 2014; Food adn Agriculture Organization of the United Nation, The Role of Carbohydrates in Exercise and Physical Performance; PlosOne, October 20, 2015, http://dx.doi.org/10.1371/journal.pone.0139817.
Más información en | Whole30
Imagen | iStock
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