Hoy vengo aquí a confesarme: no sé vosotros, pero yo siempre me hago un lío con algunas palabras y me cuesta saber qué es que. Me pasa con horizontal y vertical y me pasa también con hipotensión e hipertensión - también con hipotiroidismo e hipertiroidismo -. El caso es que entiendo los conceptos, pero me cuenta recordar cuál es cada una y qué síntomas e implicaciones tiene cada una de ellas.
Por ello, si te pasa como a mí, desde Vitónica vamos a intentar aclarar qué ocurre cuando cada una de ellas aparece, por qué aparecen y cómo se trata cada una de ellas, de manera que no las volvamos a confundir.
Qué es la hipotensión
Hipotensión es el nombre técnico que se le otorga al hecho de tener una baja tensión arterial. Esto ocurre, normalmente, porque los latidos del corazón tienen un ritmo algo más lento de lo que es habitual. Esto significa que la sangre no se bombea de manera tan adecuada, pudiendo provocar que nuestro órganos - como el cerebro - reciban menos sangre de la necesaria, pudiendo provocar síntomas como mareos o incluso desmayos.
Hay varios tipos de hipotensión:
Hipotensión mediada neuralmente: se trata de una descoordinación entre el bombeo de nuestro corazón y de nuestro cerebro. Una de sus características es que la presión sanguínea presenta descensos bruscos.
Hipotensión ortostática: esta es la que sufrimos quienes nos mareamos al hacer un cambio algo repentino o brusco de la postura de nuestro cuerpo - por ejemplo, al levantarnos rápido del sofá o al agachar la cabeza y levantarla rápido -.
Hipotensión ortostática pospandrial: es similar a la anterior, pero con la diferencia de que sucede después de comer. En general, esto le ocurre más a las personas mayores.
Por qué aparece la hipotensión
La realidad es que este tipo de condición puede aparecer por numerosas causas. Más allá de causas como hemorragias o consumo de drogas o alcohol, algunos de los motivos por los que se produce son:
- Los mecanismos fisiológicos que controlan la presión arterial no funcionan de manera adecuada.
- Haber pasado mucho tiempo de pie.
- Tener arritmias o diabetes mal compensada.
Cómo se trata la hipotensión
De manera general, no suele necesitar tratamiento, aunque si la bajada de la tensión es grave llevando a mareos, desmayos, pérdidas del conocimiento o shocks, es posible que haga falta atención médica.
En cualquier caso, hay medidas de precaución que las personas con tendencia a sufrir hipotensión deben seguir, como evitar estar mucho tiempo de pie, consumir líquidos y agua suficiente de manera frecuente para mantenernos hidratados o utilizar medias de comprensión.
Si estás sufriendo síntomas de una baja repentina de la presión arterial, debes intentar tumbarte y mantener los pies por encima del nivel del corazón.
Qué es la hipertensión
Esta patología también se basa en la presión arterial, pero al contrario de la hipotensión, se trata de un aumento de la presión arterial. En este caso, las arterias suelen endurecerse ya que tienen que soportar una alta presión arterial de manera muy continuada.
Aunque puede llegar a provocar algunas complicaciones más graves, como infartos, hemorragias o trombosis, en general solo ocurre si no se trata la hipertensión de manera adecuada, acudiendo a un médico y siguiendo sus indicaciones. En caso de hacerlo, la hipertensión es una patología perfectamente tratable, pero de la cual debemos mantener un control periódico.
Uno de los mayores problemas relacionados con esta patología es que los síntomas no siempre aparecen de una manera clara, pudiendo confundirse con otras cosas, y cuando aparecen no siempre duran un tiempo suficiente como para que los tengamos en cuenta. Por ello es importante que de vez en cuando midamos nuestra tensión arterial o vayamos al medico a que lo hagan, de manera que si tenemos un problema se pueda diagnosticar rápidamente.
Por qué aparece la hipertensión
Igual que en el caso de la hipotensión, todavía no se conocen las causas concretas que pueden provocar la hipertensión. Sin embargo, sí que se han podido encontrar algunos factores que podrían influir en la aparición de esta patología. Entre ellos, se pueden diferenciar factores que no son modificables y otros que sí podrían serlo.
Factores no modificables
- Factores genéticos: las personas cuyos progenitores - uno de ellos o ambos - sufren hipertensión, tienen mayor tendencia a padecerlo que quienes no tienen padres hipertensos.
- Sexo: los hombres, en general tienen más tendencia que las .mujeres a padecer hipertensión, al menos hasta que ellas llegan a la menopausia, etapa en la que la tendencia a la hipertensión se iguala.
- Edad: a mayor edad, mayor riesgo de padecer hipertensión
- Raza: las personas de raza negra tienen más posibilidades de sufrir hipertensión arterial. En concreto, el riesgo es dos veces mayor que el de las personas de raza blanca y con un peor pronóstico.
Factores modificables
- Obesidad y sobrepeso: aunque no queda claro que sea la obesidad en sí misma - y no otros factores asociados a ella - la que cause la hipertensión, lo que sí se sabe es que a mayor peso, mayor riesgo de sufrir hipertensión y que al perder peso las alteraciones que la provocan se regula ayudando a mantenerla estable.
- Consumo de sustancias: el consumo de algunas sustancias como el alcohol, la nicotina, la cocaina o incluso algunos remedios naturales que estén hechos a base de regaliz pueden provocar una subida de la tensión arterial.
Además de todos estos factores, existen algunas enfermedades que están relacionadas con la hipertensión, como serían las patologías vasculares o endocrinas.
Cómo se trata la hipertensión
Antes de llegar a tener que tratarla, lo mejor que podemos hacer es cierto tipo de prevención teniendo en cuenta algunas estrategias que nos ayuden a controlar la hipertensión. Por ello, aunque no podemos hacer mucho para controlar los factores no modificables, debemos intentar mantener un estilo de vida saludable, evitar el sobrepeso y el consumo de sustancias que puedan poner en riesgo nuestra presión arterial. Especialmente en los casos de las personas que tengan cierta vulnerabilidad, ya sea genética o debida a la edad.
En lo que al tratamiento en sí se refiere, además de lo comentado en la prevención: adoptar unos hábitos saludables, realizar deporte y reducir el consumo de grasas, azúcares y calorías, el médico puede recetar ciertos medicamentos.
En cualquier caso, tanto los tratamientos farmacológicos como los relacionados con el estilo de vida, deben seguirse a rajatabla tal y cómo nos lo indique nuestro médico.
Imágenes | Unsplash, Pixabay
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