Principios del entrenamiento deportivo: individualidad biológica (I)

El objetivo principal de un entrenamiento deportivo es conseguir alcanzar el máximo rendimiento en la disciplina deportiva que sea. Para ello, hay que tener en cuenta una serie de principios del entrenamiento deportivo.

Los principios del entrenamiento deportivo en el ámbito de la musculación, son principalmente seis: individualidad biológica, adaptación, sobrecarga, continuidad/reversibilidad, interdependencia entre el volumen y la intensidad y especificidad de los movimientos. Hoy hablaremos del principio de individualidad biológica.

Principios específicos de la musculación

La musculación tiene una serie de peculiaridades a la hora de llevar a la práctica los entrenamientos que siempre están vinculados a los principios del entrenamiento deportivo.

Estos principios generalmente se aplican de forma cualificada y representan básicamente la individualida biológica, sobrecarga y la especificidad de los movimientos.

Además, otro concepto paralelo y también importante dentro de los principios del entrenamiento aplicados a las pesas es el de la estructuración de las secuencias de los ejercicios.

Suena complicado pero es más fácil de lo que parece. Eso sí, si todavía pensamos que ir al gimnasio es cargar con unos pesos de forma aleatoria y sin pensar nada, caeremos en un grave error que nos llevará rápidamente a un estancamiento claro y seguramente abandonemos el gym por aburrimiento. Así que toca estudiar un poco.

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Principio de la individualidad biológica

Cada persona tenemos una estructura física y psicológica totalmente diferenciada de los demás, somos seres únicos e irrepetibles. Por esta sencilla razón, no reaccionamos igual a un mismo estímulo, o lo que es lo mismo, no nos sirven los mismos entrenamientos a todos, debemos adaptarlos.

El hecho de que seamos únicos es debido a la unión de dos características principales: nuestro genotipo (genética que hemos recibido) y nuestro fenotipo (digamos que son los elementos que han ido añadiéndose a cada persona desde nuestro nacimiento). Estas son las bases y el soporte de la individualidad del ser humano.

Respuestas aplicadas al entrenamiento

Las respuestas aplicadas al entrenamiento están determinadas por una serie de características hereditarias unidas a los factores ambientales.

Todos aquellos que desean tener la rutina de entrenamiento perfecta, tienen que tener claro que no existe como tal. Al ser únicos y responder a los estímulos de forma diferente, cada persona tendrá que entrenar de una u otra forma para lograr mejorar en su disciplina deportiva.

Un culturista suele entrenar con una intensidad elevada, pero sobre todo, con un entrenamiento de alto volumen. Dicho entrenamiento no lo soportaríamos correctamente ni de la misma forma si nuestra vida no está profesionalmente ligada a este deporte, con lo cual los resultados serían totalmente distintos.

Como podemos observar en el recuadro anterior, el genotipo presenta características potenciales, la predisposición innata y la aptitud, mientras que las habilidades forman parte de nuestro fenotipo. Así que no tenemos excusas, podemos desarrollar nuestras habilidades a lo largo de nuestra vida.

Según el principio de individualidad, cada persona debe seguir un entrenamiento adaptado, no adaptarse a un entrenamiento común.

Limitaciones genéticas y habilidades

Una cosa está clara, aunque nuestro margen de mejora es muy amplio, tenemos una serie de limitaciones genéticas contra las que no podemos luchar (pero estas se encuentran muy muy lejos de lo que podemos llegar pensar).

Estas limitaciones son entre otras: la actitud de la fuerza máxima muscular, la actitud de la resistencia máxima cardiovascular, la flexibilidad, la velocidad máxima

Ya lo decían Hollmann y Hettinger en 1983:

Evidentemente, el entrenamiento físico no mejora la capacidad de rendimiento más allá de aquel límite que ha sido preestablecido por el genotipo

Sin embargo, las habilidades podríamos definirlas como los elementos que hemos adquirido o aprendido a lo largo de la vida a través de nuestras experiencias personales.

Por ejemplo, el hecho de jugar o practicar deportes, provoca que mejoremos nuestras habilidades en cierta disciplina a base de entrenar repetidas veces. Si practicamos mucho tenis desde pequeños, es muy probable que mejoremos de forma notoria en ese deporte. Desarrollaremos una gran habilidad con la raqueta.

Conclusiones del principio de individualidad

Después de todo esto nos debe quedar claro que cada persona necesitamos un entrenamiento específico adaptado a nuestras características, sea cual sea nuestro objetivo.

Y en cuanto a la genética y a las habilidades, está claro que algunos nacen con un talento innato, pero si ese talento no se ejercita y no se trabaja, de nada sirve. No es cuestión de aptitud, es cuestión de actitud que logremos alcanzar nuestros objetivos. Así que vamos a trabajar duro para conseguir nuestros sueños.

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Vía | "La musculación racional, bases para un entrenamiento organizado" por Luis Carlos Chiesa

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