Si eres más de clases colectivas que de entrenamiento en sala (aunque ya sabemos que lo mejor es una combinación de ambos) seguro que estas clases te van a encantar: Sh'bam y Body Jam nos proponen dos estilos de baile distintos con los que podrás sudar la camiseta y divertirte mientras entrenas.
Desde Les Mills, los creadores de otras disciplinas como Body Pump y Body Combat, apuestan por otro tipo de clases pre-coreografiadas donde la música, el ritmo y el buen rollo son los factores clave para disfrutar entrenando. Las hemos probado, y os contamos qué tal ha ido la experiencia.
¿Qué tienen en común?
Tanto Body Jam como Sh'bam siguen la misma estructura que caracteriza a las clases de Les Mills: una coreografía que se cambia cada tres meses aproximadamente, y que se realiza a la vez en todo el mundo. Esto quiere decir que si yo vivo en Madrid, me voy de vacaciones a Lanzarote y quiero seguir entrenando allí, puedo continuar sin problemas con las mismas coreografías que en mi ciudad de origen, porque son las mismas.
Las clases, de 55 minutos de duración, siempre están estructuradas con un track de calentamiento en el que vamos entrando en calor y movilizando las articulaciones, seguido de la coreografía pura y dura a través de distintos temas musicales. Para terminar, bajamos las pulsaciones y realizamos estiramientos en los últimos temas.
En todos los tracks de la clase se realiza una progresión, comenzando por los movimientos más básicos, siempre desglosados por los instructores, hasta movimientos algo más complejos. Cada uno puede encontrar el nivel en el que se encuentra cómodo y disfrutar de la música a su propio ritmo.
¿Y qué las diferencia?
En las clases de Sh'bam los movimientos son mucho más sencillos: son pasos muy básicos de baile y aeróbic, pero que funcionan muy bien con la música animada de la clase. Los temas musicales son populares, tanto actuales como de hace años, incluyendo algún hit latino.
Las clases de Body Jam son un poco más exigentes a nivel de coordinacción y de ritmo: coreografías algo más complicadas, movimientos más complejos y más vistosos... La música que acompaña es del tipo EDM (electro dance music) con los temas más importantes que suenan en las emisoras de radio, incluyendo Avicii, Calvin Harris, Tiësto...
¿Qué tal la experiencia?
He tenido la oportunidad de probar las dos disciplinas y os aseguro que lo he pasado fenomenal con ambas: gracias a la música y en buena parte a los instructores (muy animados y que disfrutan con su trabajo) se crea un ambiente de grupo muy divertido. Si vas al gimnasio a divertirte y a moverte para acabar con una vida más sedentaria, definitivamente estas clases están muy bien.
Como entrenamiento no se puede comparar ni al trabajo en sala ni a otras disciplinas que no sean de baile, porque no es lo mismo. Ni en una clase de Sh'bam vas a trabajar lo mismo ni de la misma manera que en una rutina full-body, ni en una de Body Jam vas a realizar el mismo trabajo que en una sesión de spinning. Como complemento a otro tipo de entrenamiento de fuerza, por ejemplo, están muy bien.
Como alumna me gustan para un día que no me apetece pensar demasiado: te metes en la clase y simplemente bailas y disfrutas de un buen rato. Sales con la sensación de que te has movido, te has divertido y lo has pasado bien.
Como profesora de baile que soy, aunque ahora no ejerza, sí creo que estas clases pre-coreografiadas "matan" un poco la creatividad del instructor. Crear coreografías, al menos para mí, era una de las partes de mi trabajo con las que mejor lo pasaba. Pero el concepto de "uniformar" las clases está claro que funciona.
En resumen...
Tanto Sh'bam como Body Jam son opciones perfectamente válidas para complementar otro tipo de entrenamiento. Mejoran la coordinación y el sentido del ritmo, que muchas veces dejamos olvidados en nuestro entrenamiento. Ideales para pasar un buen rato moviéndote y desinhibiéndote.
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