Después de aproximadamente una década retrasándola, esta semana ha entrado en vigor en Estados Unidos una ley que obliga a las cadenas de restaurantes y establecimientos que vendan comida (desde panaderías hasta cines o parques de atracciones) a informar a los consumidores del número de calorías que tienen sus productos y menús. La información tendrá que ser clara y estar bien visible.
Cualquiera que haya viajado a Estados Unidos habrá podido comprobar que esto hace tiempo que se puede ver en algunas franquicias, como Starbucks o McDonadls. El motivo es que decidieron adelantarse y hacer voluntariamente algo que la FDA (Food and Drugs Administration) iba a terminar imponiendo en cualquier caso.
A partir de ahora, esto será obligatorio. Tendrán que mostrar las calorías:
-Los platos y bebidas de los restaurantes.
-Los alimentos adquiridos en un 'drive through' (servicio por el que se compra a través de una ventanilla sin bajar del coche).
-La comida a domicilio, por ejemplo las pizzas.
-Los alimentos de autoservicio en buffets y similares.
-Los muffins y bollos del mostrador de las panaderías.
-Las palomitas que se compren en el cine o en un parque de atracciones.
-Una bola de helado o un batido comprados en una heladería.
-Los productos a la venta en algunas máquinas expendedoras.
Con esto, será más fácil para los estadounidenses saber el número exacto de calorías que están consumiendo, lo cual no es un detalle superfluo en un país donde los niveles de sobrepeso y obesidad van en ascenso a un ritmo desbocado.
La mitad del gasto en alimentación se hace fuera de casa
Se calcula que los norteamericanos dedican la mitad del dinero destinado a la alimentación a comer fuera, en restaurantes y comida para llevar, en vez de a alimentos que luego cocinen en casa. Y el problema es que cuando comemos fuera, comemos más: ingerimos entre un 20 y un 40% de calorías más cuando comemos fuera si lo comparamos con las comidas que hacemos en casa.
Hasta ahora, los consumidores no tenían toda la información necesaria para manejarse en estas situaciones: la comida de supermercado lleva su correspondiente etiqueta nutricional, pero no ocurre lo mismo con la que se consume en un establecimiento.
Pero esto debía cambiar con la Affordable Care Act de 2010, aprobada bajo el gobierno de Barack Obama. Entre sus mandatos se encontraba que todas las cadenas de establecimientos con 20 o más locales debían incluir en su listado de productos el número de calorías que contiene cada uno de ellos. Otra de las disposiciones de esa ley obligaba a las máquinas expendedoras a incluir esta información cerca de cada uno de los productos ofrecidos o de los botones para obtenerlos.
La oposición del lobby
La ley ha tardado en aplicarse debido a la oposición que han hecho distintos sectores del lobby de la alimentación. Los fabricantes de pizzas, por ejemplo, han combatido cada paso de este proceso, pidiendo distintos formatos para mostrar las calorías que, en definitiva, resultaban engañosos para el consumidor. Los cines y teatros, por su parte, pretendían quedarse fuera de las cadenas de establecimientos afectadas por esta ley, y casi lo consiguen.
Pero finalmente el proceso legislativo se ha completado y todos tendrán que cumplir con la ley. El objetivo es que esta información sea clara y accesible para el comensal, de forma que pueda calcular fácilmente el número de calorías que está ingiriendo y así tener un impacto positivo sobre la epidemia de obesidad. En cualquier caso, la decisión final es del consumidor, pero una información completa y sencilla de entender es parte imprescindible de las decisiones individuales.
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