Con la cantidad de información que circula por internet es normal que en ocasiones surjan muchas dudas en cuanto a alarmas alimentarias. El tema de la carne procesada y el cáncer fue un buen ejemplo de ello, donde una mala interpretación de estudios científicos creó una psicosis repecto a estos alimentos.
Y si nos ponemos a leer en redes sociales u organizaciones de dudosa reputación científica, apaga y vámonos. Prácticamente todos los meses salen alertas sobre alimentos que son malos o que causan cáncer. Debemos de ser muy meticulosos a la hora de leer este tipo de información. Muy poco sobre lo que se lee sobre alimentación en internet es cien por cien cierto.
Saber distinguir entre una alarma alimentaria y un bulo
Lo primero que tenemos que saber es cómo distinguir una alarma alimentaria de un bulo. Aquí básicamente tenemos que averiguar la fuente original u oficial que revela la noticia. Si procede de un periódico, redes sociales, organización o asociación que no tienen caracter científico, debemos dudar o, al menos, cuestionar lo que diga la noticia. Al igual, mucho cuidado con los estudios científicos, no nos quedemos en el titular, muchos están mal diseñado y las conclusiones no son extrapolables.
Afirmaciones tajantes y exageradas del tipo: "este alimento produce cáncer" o "tal alimento es como el veneno", también nos deben hacer sospechar que la información o alarma alimentaria es totalmente falsa. Siempre tenemos que buscar la fuente original de donde ha salido esa alerta alimentaria.
Cuidado con las alarmas alimentarias en redes sociales y noticias online
La mayor parte de alarmas alimentarias falsas provienen de las redes sociales. Es muy fácil propagar una noticia en redes sociales y cuanto más llamativa sea, más fácil. Si una noticia exagera sobre lo malo que es un alimento, a las pocas horas puede convertirse en todo un bulo que la gente ha compartido en su muro de Facebook o en Twitter.
Tendemos a creernos todo lo que vemos en redes sociales o noticias online, sobre todo si vemos la misma información en varios sitios o compartidos de redes sociales. Como decimos, hay que buscar la fuente original de esa información, quién se ha pronunciado en primera instancia sobre eso.
Una alarma alimentaria real la van a comunicar los organismos oficiales
Aquí está la clave para saber si una alarma alimentaria debe o no preocuparnos. Cuando la alerta provenga de un organismo oficial como el Ministerio de Salud, Ministerio de Agricultura, Alimentación o Medio Ambiente, Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) o la Agencia Europea de Seguridad alimentaria (EFSA), aquí la información va a ser lo más estricta posible.
Así, cuando leamos alguna noticia que nos llame la atención sobre algún alimento, alertándonos de su consumo, podemos ir a la página web de la AECOSAN y comprobar si hay noticias que hacen alusión a dicho alimento. Incluso podemos contactar con esta agencia para que nos saque de dudas.
Y aunque la información la den estos organismos oficiales, muchas veces resulta complicado sacar conclusiones sobre este tipo de noticias o alarmas alimentarias. A veces solo se refieren a un grupo de población o a una cierta cantidad de consumo. Por eso no está de más consultar a especialistas médicos o nutricionistas que nos puedan arrojar luz sobre el tema.
Alertas alimentarias y recomendaciones, no es lo mismo
Es otra cosa que no hay que confundir. En ocasiones se ha "recomendado" un consumo moderado de un alimento en un grupo de población y esa información se ha transformado rápidamente en alerta, prohibiendo ese alimento y considerándolo perjudicial. No es lo mismo una alerta que una recomendación.
Teniendo en cuenta que hay un control muy estricto en materia de seguridad alimentaria, es raro que haya una alerta alimentaria grave. Salvo excepciones de productos puntuales.
El caso de los aditivos y las alarmas alimentarias
Es un claro ejemplo de como una mala información o desinformación puede llevar a crear una alarma alimentaria. Los aditivos, por el hecho de ser sustancias químicas añadidas a los alimentos (que dicho sea de paso también están compuestos de sustancias químicas), suelen ser tratados como veneno.
Sin embargo, hay un buen respaldo en materia de seguridad alimentaria en lo que se refiere a los aditivos. Pero en cuanto sale algún estudio a la palestras que los cuestiona, de nuevo se les pone en el punto de mira. Un alimento con diez aditivos es totalmente seguro, pero a ojos de exagerar una noticia o crear un bulo, decir que un alimento tiene nada más y nada menos que diez aditivos es como decir que es malo.
En definitiva, no hay que creerse todo lo que leemos en materia de alimentos y nutrición. Debemos elegir muy bien fuentes fidedignas y científicas para en materia de alimentación para asegurarnos de que una alerta alimentaria es cierta y hasta qué punto puede influirnos o qué debemos hacer ante ella.
Imágenes | iStockphoto
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