En un mundo ideal, comer chocolate no sería solo un placer, sino que sería casi un deber, igual que lo es comer frutas y verduras, por la cantidad de beneficios que nos aportaría.
A veces parece que vivamos en ese mundo ideal, de hecho, por la cantidad de beneficios que se le otorgan al chocolate: antioxidantes, bondades cardiovasculares, para el estado de ánimo... Pero por otro lado sabemos que el chocolate es un producto con azúcares y grasas, así que tan bueno no debe ser para nuestra salud.
¿En qué quedamos? ¿Es sano o no es sano el chocolate? Vamos a intentar aclarar este debate.
No es lo mismo cacao que chocolate
Aquí reside el meollo de la cuestión: hay que distinguir qué es cacao y qué es chocolate.
El cacao es un producto que se extrae directamente de las semillas del cacao por presión. Tiene un sabor amargo y se utiliza como ingrediente en muchos platos, principalmente recetas dulces, como postres, batidos o repostería.
El chocolate, en cambio, es un dulce que se elabora normalmente a partir del cacao (aunque no siempre: el chocolate blanco, por ejemplo, no lleva cacao) y al que se añaden entre otros ingredientes azúcar, grasa y leche, además de otros ingredientes dependiendo de la variedad, como frutos secos, frutas, mermeladas o galleta.
¿Son igual de sanos?
El cacao natural en polvo tiene muchos nutrientes. Tiene un alto poder antioxidante y antiinflamatorio gracias a su alto contenido en polifenoles. Los más abundantes con lo flavonoides, de los que se han identificado miles de subtipos en el cacao. Uno de ellos, los flavanoles, ayudan a dilatar los vasos sanguíneos, mejorando la circulación y reduciendo la presión arterial.
El cacao también contiene teobromina, una sustancia similar a la cafeína, pero sin sus efectos estimulantes, que también favorece la circulación sanguínea, además de ser un diurético suave y ayudar a la relajación muscular. Además, es rico en ácidos grasos oleicos (los que contiene el aceite de oliva), y en fibra, lo que aporta saciedad.
A cambio, el chocolate, a causa de los ingredientes añadidos ya mencionados, es un producto que conviene consumir con moderación: tiene una alta densidad calórica a causa de las grasas y azúcares añadidos, y un consumo excesivo puede causar problemas de sobrepeso, obesidad y otras patologías asociadas como diabetes tipo 2 o dolencias cardiovasculares.
¿Cómo elegir una opción saludable?
Si te gusta el chocolate y sus derivados, hay varias cosas que puedes tener en cuenta a la hora de elegir la opción más saludable, que siempre será aquella con menor cantidad de azúcar añadido y mayor porcentaje de cacao.
Para empezar, si te gusta disfrutar de un trozo de tableta de chocolate de vez en cuando, lo mejor es que te decantes por las que tienen más de un 70% de cacao, y si el sabor amargo no te asusta, incluso por las que tienen entre un 80 y un 90% de cacao. Busca además las que no tienen azúcares añadidos y las que optan por otros edulcorantes, como la stevia.
A cambio, trata de evitar el chocolate con leche (con un contenido de pasta de cacao inferior al 25%) y el chocolate blanco (que como decimos no contiene pasta de cacao, solo manteca de cacao). Ambos productos son altos en azúcares añadidos y bajos en cacao, así que no portan gran cantidad de beneficios pero sí de inconvenientes: muy densos en calorías sin aportar demasiados nutrientes, favorecen el riesgo de sobrepeso y de diabetes...
Por otro lado, si te gusta utilizar el chocolate como ingrediente, por ejemplo en postres o batidos, lo mejor es que utilices cacao en polvo desgrasado para tus recetas, ya que es mucho más sano que otros productos de chocolate en polvo como el Colacao o el Nesquick.
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En Vitónica | Cacao y chocolate, ¡no es lo mismo!
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