La palabra transgénico genera inquietud en muchos círculos, especialmente cuando hablamos de nuestra alimentación. Sin embargo, en muchas ocasiones, se debe al desconocimiento general que hay hacia estos organismos y sus características.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de OGM? ¿Cómo se "fabrican" y en qué se diferencian del resto de organismos que nos proporcionan alimento? ¿Hay alguna razón para preocuparnos por su naturaleza?
¿Qué es en realidad un organismo modificado genéticamente?
Llevamos milenios modificando los genes de los seres vivos que nos rodean. Especialmente de aquellos que resultan útiles para nosotros. Lo hemos hecho siempre cruzando los árboles que más nos interesaban (el que da manzanas más dulces con el que las da más turgentes), esperando los resultados que queríamos. El tiempo ha permitido que desarrollemos fruta, verdura y animales adaptados a nuestras necesidades. Con la llegada de las tecnologías más punteras, y un profundo conocimiento genético, estas modificaciones dejaron de ser aleatorias, basadas en el ensayo y error, y pasaron a ser dirigidas.
En la práctica, estas modificaciones conseguidas cruzando una y otra vez dos organismos, ahora, las podemos obtener apuntando con precisión al trozo de ADN que tiene las características que queremos y cambiándolo a voluntad. Existen varias técnicas diferentes para hacerlo, cada una con una precisión y unos resultados diferentes. Es más, gracias a estas técnicas podemos introducirle en su ADN características totalmente distintas a las, procedentes de otros organismos. El resultado es un organismo al que hemos modificado su ADN o, en otras palabras, un OGM, aunque esto solo se aplica, técnicamente, a estos últimos.
Por definición legal los OGM tienen un trozo de ADN de otro organismo y, este ha sido introducido así mediante ingeniería genética. Estas dos son razones indispensables para catalogar a un organismo como OGM o con su mal sinónimo: transgénico. La definición de organismo transgénico hace referencia a un hecho concreto y a una técnica concreta: la transgénesis. Esta técnica consiste en transferir genes utilizando ciertos métodos concretos, como una pistola de ADN.
Hablar de transgénicos y OGMs indistintamente es un error, puesto que los organismos modificados por transgénesis son solo parte de todos los que podemos encontrar. Eso no evita que se use la palabra "transgénico" para referirnos a todo tipo de organismos modificados por ingeniería genética, inclusive algunos de los cuales nos sirven de alimento.
¿Qué alimentos transgénicos encontramos en el mercado?
Actualmente consumimos maíz, soja, colza y remolacha que han sido modificados para ser más resistentes a los herbicidas o a los insectos mediante transgénesis. Desde los años noventa, solo tres OGM han sido autorizados, de los cuales solo el maíz MON810 se puede cultivar en territorio europeo.
Varias decenas de especies pueden comercializarse (que no cultivarse) en Europa, todas ellas vegetales. Estados Unidos es el único país, por el momento, que ha permitido la comercialización de un animal transgénico, un salmón modificado para crecer el doble en menos tiempo (gracias a los genes de otra especie de salmón).
Para que un organismo modificado sea apto para consumo alimentario ha de pasar unos escrupulosos exámenes. El proceso de autorización de estos productos se hace según el principio de precaución, por lo que cada uno de estos productos sale al mercado tras, al menos, quince años de estudios de seguridad estrictos.
¿En qué se diferencian los alimentos transgénicos?
En realidad, actualmente, en nuestros supermercados no encontramos alimentos transgénicos que se diferencien del resto. Las modificaciones realizadas sobre estos organismos tienen como finalidad mejorar la producción y resistencia de estos, no de cambiar las propiedades de los alimentos. Ni siquiera sus capacidades organolépticas (que sean más sabrosos, o tengan un aspecto o color distinto).
De hecho, si el alimento tiene una característica especial, como podría ser un color diferente, otro sabor o algún aspecto por el estilo, con casi toda probabilidad habrá sido modificado por cruzamiento ya que no existen variedades aprobadas para consumo cuya modificación sea de naturaleza organoléptica.
Sí que existen algunos OGM preparados, por ejemplo, para ser reforzados en ciertos nutrientes. Esto mismo ha ocurrido con el arroz gold rice, el cual es rico en carotenos y vitamina A. Está pensado para paliar las deficiencias poblacionales de ciertas poblaciones, pero su uso, además de haber mostrado unos beneficios limitados, se restringe a Asia. ¿No hay ninguna diferencia entre un alimento de origen transgénico y otro que no lo es? Definitivamente, no.
Entonces, ¿los alimentos OGM son seguros?
Como ya hemos dicho, los alimentos obtenidos a partir de OGM son como el resto de los alimentos, sin ningún otro tipo de diferencia a nivel nutricional, organoléptico o de salud. Esto también incluye la seguridad con la que los consumimos. Como ya hemos comentado, por principio de precaución, los OGM pasan estrictos controles de seguridad, más duros, incluso, que otros alimentos.
Por tanto, esto también nos puede dar una idea de si son seguros o no. Existe la falsa creencia de que no existen estudios a largo plazo, pero ya hay casi dos décadas de resultados avalando su seguridad. Como consecuencia, la OMS ha dejado claro que su consumo es tan seguro como el resto de alimentos convencionales.
La FAO, por su parte, también ha indicado en más de una ocasión la seguridad existente y la falta de evidencia de riesgo respecto al consumo de estos alimentos. En definitiva, por el momento, los OGM parecen tan seguros como cualquier otro alimento. Al fin y al cabo, no dejan de ser alimentos normales, con una pequeña modificación, algo que no difiere en casi nada del resto.
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