El café, mejor después de desayunar para mejorar el control de la insulina

No hay nada más revitalizante en el mundo que una buena taza de café a primera hora de la mañana. Muchas veces se trata casi más de un ritual diario que nos ayuda a ponernos en marcha que al propio efecto de la cafeína. Sin embargo, este hábito puede estar afectando tanto a nuestro metabolismo como al control de la insulina o, al menos, no siendo de ayuda.

Esto es lo que señala una reciente investigación publicada en la British Journal of Nutrition. Y es que, según indican los autores del estudio, no compensaría ni aunque hubiéramos dormido mal. Una sola de noche de mal sueño tendría efectos metabólicos limitados, pero tomar café lo primero en la mañana para despertarnos podría afectar a nuestra glucosa en sangre.

Para realizar esta investigación, contaron con 29 participantes, hombres y mujeres, todos sanos, con una edad media de 21 años, cuyos niveles de glucosa se midieron - mediante una análisis de sangre y test orales de tolerancia a la glucosa - tras tres escenarios diferentes que se implementaron de manera aleatoria.

En uno de los casos, los participantes tenían una noche de sueño normal y después tomaban una bebida con azúcar - que reflejaba las mismas calorías que tendría un desayuno normal - al despertar, en el segundo caso pasaban una noche en la que se despertaban varias veces y al despertar se les daba también una bebida azucarada. En el último caso, también eran despertados varias veces durante la noche y por la mañana se les daba una café solo unos 30 minutos antes de darles la bebida azucarada.

Lo que encontraron fue que, efectivamente, dormir mal una sola noche no alteraría la respuesta de glucosa o insulina en sangre ante el desayuno. Sin embargo, tomar un café negro antes del desayuno parecía aumentar la respuesta de glucosa en sangre al mismo en un 50%.

Esto no quiere decir que no podamos tomar café, pero parece que la recomendación sería que desayunáramos primero y después tomáramos el café. En cualquier caso, se trata de una investigación preliminar, con un número de participantes muy limitados y todos ellos jóvenes y sanos - lo que dificulta la generalización de los resultados a otras poblaciones -. Pero puede ser una información relevante para ayudarnos a mantener nuestros niveles de glucosa estables.

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