Entorno a la alimentación existen muchos mitos, y por ello en Vitónica queremos desenmascarar muchos de ellos, ya que en la mayoría de los casos lo que hacen es condicionar nuestra conducta sin ningún fundamento para ello. Por ello en esta ocasión vamos a destacar dos mitos que mucha gente cree a pies juntillas, y es que comer la fruta después de las comidas engorda, y que beber agua mientras se come también engorda.
Muchas veces los mitos comienzan como una habladuría, o un boca a boca que la gente acaba por entender como algo real. En este caso se trata de creencias extendidas y seguidas por mucha gente. Nosotros en este post vamos a ver cuáles son los puntos que hacen que esto no sea verdad.
Beber agua en la comida
El tema de beber agua a la hora de comer es algo que mucha gente cree, ya que se ha extendido la idea de que esta acción nos engordará más que si no ingerimos líquidos mientras comemos. Pero el fundamento científico no existe, ya que el agua no contiene calorías, ni proteínas, ni grasas, ni hidratos de carbono, por lo que el hecho de engordar no tiene cabida en esta bebida. Es más, al ser un líquido sin más, el organismo lo asimila muy rápidamente, pues no lo tiene apenas que procesar, por lo que no ralentiza el proceso digestivo como muchas personas aseguran al respecto.
Al contrario de lo que se piensa, el agua podría estar más ligado a engordar menos que a lo contrario, ya que si bebemos agua durante la comida es más fácil que genere en nosotros un efecto saciante, más incluso si los alimentos que estamos consumiendo contienen altas dosis de fibra, ya que ésta la entrar en contacto con el agua aumenta su volumen haciendo que la sensación de saciedad en el estómago sea mayor.
Comer fruta después de la comida
En el caso del mito sobre, que ingerir fruta después de comer engorda más se ha extendido la creencia de que ésta fermenta en el estómago y acaba convirtiéndose en azúcar que el cuerpo almacenará en forma de grasa. Es decir, la fermentación multiplica el aporte calórico de la fruta. Esta creencia no tiene consistencia científica, ya que la fruta contiene siempre las mismas calorías, ya la consumamos antes, durante o después de comer.
A esto hay que sumar el poder saciante que tiene la fruta, y es que al contener altas dosis de fibra hace que nuestro estómago tenga una sensación de lleno mucho antes, lo que nos evitará comer menos alimento. Por ello la fruta puede ser el colofón final a una comida, pues si nos hemos quedado con hambre podemos acabar con ella ingiriendo una pieza de fruta. Lo que sí debemos tener en cuenta es el número de calorías que nos aporta cada tipo de fruta, ya que cada una tiene unos niveles distintos. Elegir las menos calóricas es una buena alternativa para evitar ganar peso.
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