Si hay un hortaliza que representa el otoño y los meses de octubre y noviembre es, sin duda alguna, la calabaza. Por un lado es extremadamente versátil y se puede utilizar tanto en platos dulces como salados y en opciones frías y calientes, lo cual permite aprovechar toda la temporada.
Además de su versatilidad, la calabaza ofrece un excelente aporte de carotenos, potasio, vitamina A, vitaminas del complejo B, y fibra, siendo, también, muy rica en agua y baja en densidad calóricas. Precisamente por su buen aporte de nutrientes, nos ayudará saber cómo cocinarla de manera que los mantengamos todos y tengamos la versión más saludable posible.
Al vapor, salteada o hervida para mantener los nutrientes
En el caso de algunas verduras y hortalizas, las podemos consumir crudas, manteniendo todos sus nutrientes intactos. Sin embargo, la calabaza siempre se debe consumir cocida, por lo que es importante conocer qué métodos de cocinado son más adecuados para que pierda los menos nutrientes posibles.
Cocinar al vapor es siempre una de las mejores opciones para mantener los nutrientes ya que es una de las técnicas menos destructivas. El salteado es otra gran opción ya que al cocinarse relativamente "poco", el impacto en los nutrientes tampoco es demasiado alto.
Una de las formas más habituales de cocinado es hirviendo o cociendo. Si elegimos estas opciones podemos conseguir una pérdida de nutrientes pequeña. Para ello es importante que usemos una cantidad pequeña de agua, agreguemos las verduras cuando el agua ya esté hirviendo y controlemos bien el tiempo que las verduras pasan en el agua, de manera que no nos excedamos.
Asada u horneada para conservar el sabor y color
Si lo que queremos es mantener el color y sabor de la calabaza intacto, algo adecuado para algunos platos, tendremos que tener algo más de cuidado. Y es que con estas opciones sí que se dan más pérdidas de nutrientes. Por ello, si las vamos a hornear, lo más adecuado es que lo hagamos en temperaturas altas y poco tiempo. Preferiblemente no cortaremos la calabaza en trozos muy pequeños.
En cuanto al asado, la realidad es que, debido al calor y a la producción de jugos, se pierden bastantes nutrientes. Por supuesto, podemos asarla, pero para beneficiarnos de todas sus cualidades es preferible no abusar de esta técnica.
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