El huevo es un alimento muy utilizado y presente en la dieta de todo deportista. Es una importante fuente de proteínas de un gran valor nutricional. Por este motivo el consumo de huevos entre estas personas es elevado. Nosotros sabemos de la importancia que tiene para nuestra dieta, y por ello queremos dar una serie de consejos a la hora de consumir este alimento para lograr obtener los mejores resultados posibles con su ingesta.
Si nos hablan del consumo de huevos, seguro que nos viene a la mente freírlo o prepararlo en tortilla. Estas suelen ser las maneras más habituales de consumir este alimento, pero no significa que sea la mejor manera de hacerlo, ya que existen otras muchas formas de consumir el huevo y lograr sacar de él los máximos beneficios para nuestro cuerpo.
Antes de nada debemos hacer un inciso, y es que además de las altas cantidades de proteínas que nos aporta este alimento, y de las que ya hemos hecho mención, nos ofrece otro nutriente que nos interesa un poco menos. Se trata de la grasa, ya que al ser un alimento de origen animal, en su composición tiene altas cantidades de materia grasa que poco nos aporta, pues en su mayoría son saturadas. Por ello es necesario prestar atención a la preparación del huevo y a una serie de medidas a la hora de consumirlos.
Conservación
En primer lugar vamos a detenernos en su conservación, y es que hay que situarlos en un lugar fresco y seco, ya que la humedad no es buena consejera, al restar la resistencia de la cáscara y con ello la entrada de bacterias en el interior, con el riesgo de infectar y poner malo el contenido del huevo. Por ello no es nada recomendable lavar los huevos por fuera, ya que corremos el riesgo de infectarlos. Simplemente lo que haremos será limpiarlos con un paño por fuera.
Consejos de preparación
A la hora de consumirlos, siempre hay que hacerlo cocinándolos, ya que si los ingerimos crudos, nuestro organismo no podrá aprovechar las proteínas que contienen. Esto sucede porque al someterlos a las altas temperaturas de la cocción las moléculas que conforman el huevo cambian de estado, haciendo que sus nutrientes sean asimilables por el organismo, ya que de otra manera no sería posible que esto sucediera.
Como decíamos al comienzo del post, el alto contenido en grasa del huevo es lo que frena a muchas personas a la hora de consumirlo. Para evitar esto debemos tener presente que la mayor concentración de grasas se encuentra en la yema, por ello es importante que para conseguir las proteínas que nos brinda sin aporte graso separemos las yemas y las claras para ingerir únicamente éstas últimas.
Para consumir el huevo de la mejor manera posible realizaremos tortillas o revueltos de claras de huevo que consistirán en incluir un huevo con yema, y el resto, un total de cinco, solamente la clara. De este modo estaremos obteniendo los beneficios proteicos que nos brinda sin un aporte graso. Lo mismo sucede cuando cocemos el huevo, ya que podemos eliminar la yema e ingerir únicamente la clara cocida, que podemos presentar de diferentes manera como complemento de numerosos platos.
A la hora de freírlo, es mejor decantarnos por opciones más sanas como la preparación a la plancha, que añade menos cantidad de grasa, o pasados por agua, escalfados, en tortilla… Todas estas opciones evitarán el uso excesivo de aceites y grasas adicionales que son las causantes de la mala fama que suele tener la ingesta de huevo frito. Por ello es necesario que a partir de ahora reparemos en esto para así conseguir sacarle a este alimento el mayor y mejor rendimiento para nuestro cuerpo.
Imagen | pietroizzo