La ensalada es un plato sano y apetitoso, además de variado. Tradicionalmente se ha aliñado con aceite y vinagre, pero este condimento tiene alto contenido en ácido acético, que puede resultar muy agresivo para las personas que sufren del estómago. Una buena alternativa a este aliño es el zumo de limón, rico en vitaminas y mucho menos agresivo para el estómago. Conozcamos un poco más estos dos productos.
El vinagre de vino es un gran conservador de alimentos y también ha sido el condimento por excelencia durante siglos. Es el resultado de la fermentación acética del vino, lo que le confiere un alto contenido en ácido acético. Este ácido hace que actúe como un buen conservante, puesto que impide el crecimiento de algunos microbios y reduce la pérdida de nutrientes, pero también que resulte demasiado agresivo para las personas que tienen el estómago algo delicado. En estos casos, el vinagre puede ocasionar problemas digestivos, pues el ácido acético irrita la mucosa digestiva.
Para aliñar las ensaladas, una buena alternativa al vinagre es el zumo de limón, que no contiene ácido acético y es rico en vitamina C, vitaminas del grupo B y flavonoides, un antioxidante vegetal. Además, al ser rico en ácido cítrico, potencia la acción de la vitamina C, que se traduce en una mejor absorción del hierro. Es decir, que si se come una ensalada aliñada con limón de primer plato y, de segundo, unas lentejas, se asimilará mejor el hierro de éstas. Es también una buena elección para aquellos que han de llevar una dieta baja sodio, pues potencia el sabor de los alimentos y disimula la falta de sal.
Vía | Consumer Más información | Directo al paladar