Entre los diferentes cereales que encontramos a nuestra disposición se encuentra un ejemplar de la familia de las gramíneas: se trata un grano antiguo denominado farro, con similares nutrientes que la quinoa.
Farro: un cereal con muchas proteínas y fibra
La quinoa es un pseudocereal y por eso, tiene nutrientes semejantes a las legumbres aunque se emplea como cereal en la cocina. Sin embargo, entre los granos más antiguos se encuentra el farro que es un tipo de trigo antiguo que posee muchas proteínas y fibra, en cantidades semejantes a la quinoa.
El farro supera los 15 gramos de proteínas por cada 100 gramos y concentra de un 7 a 10% de fibra. Respecto a su contenido de hidratos, ronda el 65% y posee un muy bajo aporte de grasas que no alcanza el 3%.
Habitualmente confundido con la espelta, el farro era uno de los cultivos predominantes durante el Neolítico y en el Antiguo Egipto, sin embargo, su bajo rendimiento y la dificultad para quitarle la cascarilla que recubre el grano fueron las razones de su reemplazo por el trigo años después y hasta en la actualidad.
Sin embargo, a diferencia de este último, el farro aporta muchas más proteínas y fibra, siendo por eso más saciante. Y se puede incorporar fácilmente a la dieta habitual usándolo tal como si fuera arroz o quinoa.
El farro desgranado se cocina en sólo 15-20 minutos, mientras que el semidesgranado demora unos 30 minutos sin ser reposado. Lo recomendable es escoger un farro largo a mediano que son los que poseen más nutrientes y podemos reposarlo durante toda la noche en agua para su cocción más rápida.
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