En la búsqueda de alimentos y hábitos saludables llega el momento de la inevitable pregunta: "¿Y no puedo darme un capricho?". Por supuesto que sí, pero conociendo las consecuencias que tendrá en tu salud.
Aprovechando esta coyuntura, hay quien afirma que te puedes dar un capricho esquivando estas molestas consecuencias. Por ejemplo comiendo "golosinas saludables". ¿Ha llegado la tecnología de los alimentos a semejante panacea?
Las gominolas ultraprocesadas no son saludables
En primer lugar, ¿existen las gominolas saludables? Por supuesto que sí. Entonces, en segundo, ¿unas golosinas de supermercado pueden ser saludables? Aquí podemos decir, con bastante seguridad, que no. La razón es su ultraprocesamiento. No es el hecho en sí, del procesado, sino lo que eso conlleva, que quede claro.
Pero veámoslo con detenimiento. El planteamiento de las gominolas "saludables" es el siguiente: quitamos el azúcar y los sustituimos por edulcorante. Como el resto de aditivos, como los saborizantes y colorantes, no tienen aporte calórico y reducimos la ingesta de azúcar, ¡voilà! Ya tenemos golosinas saludables.
Pero este planteamiento es falaz. ¿Por qué? Porque atribuirle la propiedad de saludable a un elemento solo por reducir una aberrante cantidad de azúcar no es razón suficiente para que sea saludable. Para poder hacerlo, el alimento debe trabajar en beneficio de la salud, y aquí no lo hacen, sino que esquivan un ingrediente poco saludable.
Algunas de estas gomas justifican algunas de sus propiedades saludables en la proteína que contienen. Esto también es un craso error. Las proteínas gelificantes, normalmente colágeno procedente de los desechos animales, o de otras gomas comestibles de origen vegetal, tienen un valor nutritivo 0; ya que son proteínas no biodisponibles y que funcionan, en todo caso, como fibra alimentaria.
¿Qué llevan estas gominolas?
Pero veámoslo con un ejemplo. Tomemos como referencia unas gominolas edulcoradas cualquiera. En general, encontraremos un alimento con 206 Kcal por cada 100 gr, aunque recordemos que no todas las calorías son asimilables. También contienen 6.1 gr de proteína, por cada 100 gr, y 74,5 de glúcidos, normalmente fibra, ya que solo 0.3 son azúcares. Su ingrediente estrella es el conjunto de polioles, unos edulcorantes de bajo contenido energético y que están presentes en unos 74,3 gr por cada 100.
Como vemos, efectivamente, las gominolas llevan proteína. Sin embargo, la llevan en una cantidad ínfima en comparación con otros alimentos: cualquier legumbre, la carne, los quesos y lácteos, el seitán... y desde luego, la barritas y batidos de proteínas, tienen mucha más cantidad de proteína que estas gominolas. Además, como ya hemos comentado, la calidad de esta proteína es mala, no biodisponible, por lo que podríamos decir que en realidad es 0, por lo que no nos servirá de ayuda.
¿Y qué hay de la fibra? Entre la proteína y los glúcidos, podemos encontrar una cantidad ingente de fibra, la cual es buena para la salud, sin duda. ¿Cuánta fibra necesitamos al día? Unos 25 gr al día, es decir, con 100 gr de gominolas podríamos alcanzar dicha marca... si no fuera porque no tenemos ni una evidencia de que actúen como tal. Así que dejémoslo en el tintero.
Con esto llegamos a los polioles, los protagonistas de este alimento. Estos son los que sustituyen al azúcar. Este cambio es el que sirve de excusa para atribuirle una característica sana, pero poco razonable, a una golosina. ¿Y qué pasa con ellos? Pues que tienen un efecto que puede resultar molesto... como poco.
¿Qué tienen de malo los polioles de las gominolas?
No es la primera vez que se intenta trabajar con polioles y otros edulcorantes no calóricos en el mundo de la repostería industrial. Haribo todavía vende sus gominolas sin azúcar, pero sin mucho éxito. ¿La razón? Su efecto laxante.
Efectivamente, existen diversos polioles capaces de provocar un descontrol intestinal: el xilitol, el manitol, el sorbitol... no tiene por qué ser muy intenso, pero hay intestinos demasiado sensibles a su presencia. Estos compuestos, al no digerirse, producen un efecto muy parecido al de la fibra alimentaria, pero a un nivel más pequeño.
Las consecuencias son flatulencias, hinchazón, gases y un efecto laxante. De hecho, en la mayoría de este tipo de gominolas "saludables" advierten que el consumo excesivo puede llevarnos a pasar demasiado tiempo en el baño (no con estas palabras).
Buscar la salud está bien, pero hay que cuidar el mensaje
La peor consecuencia de este tipo de alimentos no es, en sí, la que tiene directamente en nuestra salud (que es poca), sino el mensaje que transmite, el cual promueve valores falsos y va en contra de la educación nutricional. Por ejemplo, da a entender que los edulcorantes no calóricos son buenos.
Como ya hemos explicado en más de una ocasión, los edulcorantes no han demostrado ser mejores para nuestra salud. Ni mucho menos. Hasta donde sabemos, no ayudan a adelgazar ni a mejorar los valores corporales relacionados con la salud. Por otro lado, tampoco se puede decir, en ningún caso, que una gominola o golosina ultraprocesada sea saludable.
Podríamos hablar de "más saludables" que otras que llevan azúcar. Pero también podríamos decir que son mucho menos saludables que las gominolas naturales, hechas en casa. Estas llevan solo zumo de frutas y gelatina, básicamente.
Como decíamos al principio, sí, se pueden hacer golosinas sanas y aptas para un consumo saludable (siempre con mesura), pero estas no pasan por utilizar polioles y gomas que no tienen aporte nutricional. Para que algo sea saludable necesita trabajar, como ya hemos dicho, en beneficio de la salud; no limitarse a eliminar un ingrediente que resulta malo para ella. Mientras no sea así, estaremos mintiendo.
Imágenes | Unsplash
Ver todos los comentarios en https://www.vitonica.com
VER 0 Comentario