La pregunta del titular es muy frecuente entre quienes realizan actividad física de duración moderada y asisten al gimnasio unas dos horas como máximo. Claro está que nuestro cuerpo necesita hidratarse antes, durante y después del entrenamiento, pero si no me gusta el agua, ¿puedo tomar un zumo?
La respuesta a éste interrogante es afirmativa, ya que de alguna u otra forma necesitamos reponer líquidos y como el entrenamiento no es de larga duración, no hace falta recurrir a una bebida isotónica, pero si bien un zumo no tiene iguales propiedades que el agua, puede ser una buena alternativa de hidratación.
Los zumos de frutas son con frecuencia ricos en hidratos de carbono simples, por lo que además de proveer agua, nos aportarán energía de rápida asimilación. Por otro lado, nos brindan sodio y demás minerales que también se pierden por sudor y contribuyen a la hidratación durante el entrenamiento.
Asimismo, dependiendo de la fruta de origen del zumo, podemos encontrar en ellos antioxidantes, fibra y demás sustancias interesantes, buenas para el organismo.
Es importante destacar que el agua es ideal para los entrenamientos cortos, porque en ellos perdemos principalmente agua y casi no resulta afectado el equilibrio electrolítico, pero si no nos agrada el agua, una alternativa económica y sabrosa es un zumo de fruta natural.
Tampoco debemos excedernos en la cantidad ingerida, pues de lo contrario, el exceso de azúcares puede provocarnos consecuencias indeseadas.
Recuerda que si no te gusta el agua, debes buscar la manera de hidratarte correctamente antes, durante y tras el entrenamiento. Así que, puedes llenar tu bidón con un poco de zumo de naranja y asistir al gimnasio con éste.
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