La merienda es la cuarta comida del día, obligada hacerla sobre todo para los deportistas. Se aconseja hacerla después del entrenamiento de la tarde para reponer energías y asimilar mejor el entrenamiento. Esperar a la cena no repondrá los depósitos a tope, así que no te saltes la merienda.
Lo habitual, salvo excepciones, es hacer una merienda un poco light (de 200 a 400 kcal). Los alimentos talismán para esta comida son algo de hidratos de carbono a modo de pan (bocadillo, sandwich) o cereales, fruta (plátano, manzana, uvas, pera), lácteos (leche o yogurt) y mucho líquido, ya sea con zumo o agua.
Si nos saltamos la merienda llegaremos a la cena con un exceso de apetito, que nos hará comer demasiado y tener una digestión pesada, ya que recordemos que por la noche todos los procesos del organismo se enlentecen para favorecer el descanso. Si hay merienda por tanto, la cena puede ser más ligera y así aportamos la energía necesaria en dos tomas.
Los expertos no se cansan de repetir que es bueno hacer 4-5 comidas al día, sobre todo en los deportistas, que necesitan más aporte calórico y deben distribuir mejor las ingestas a la largo del día. Yo desde luego me quedo con una merienda a base de tostadas, fruta y cereales, todo regado con agua o zumo de naranja. Un batido también es una buena opción, mucha energía y a bebérsela.
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Imágen | Flickr (zuirdj)