Nueve trucos sencillos para conservar o alargar la vida de estos alimentos durante más tiempo

Para lleva una dieta saludable se recomienda la ingesta de alimentos frescos. Sin embargo, estos son ingredientes perecederos que intentamos no desperdiciar y por ello dejamos nueve trucos sencillos que nos permiten conservar o alargar la vida de algunos alimentos.

Fresas: refrigeradas y que respiren

Las fresas son frutas muy delicadas que debemos escoger con cuidado y  consumir lo antes posible para conservar sus propiedades tras haberlas  comprado.

Para alargar su vida útil, se recomienda refrigerarlas sin lavar previamente para no incrementar su nivel de humedad, en un recipiente que permita que estén lo más separadas posibles.

Asimismo, no debe taparse herméticamente el recipiente, ya que las fresas necesitan respirar, es decir, necesitan la circulación de aire.

Podemos, colocarlas en una fuente lo más separadas posibles y siempre se  aconseja retirar las piezas muy maduras o que puedan contener moho para no afectar al resto. Se desaconseja totalmente su almacenamiento en una bolsa cerrada fuera de la nevera.

Aguacate abierto: en agua y con su hueso

El aguacate una vez separado de su piel se oxida fácilmente, para evitar este proceso o reducirlo al máximo y conservarlo varios días en la nevera, recomendamos colocar el aguacate en agua boca abajo con su hueso,  quedando la piel hacia la superficie.

Podemos agregarle al agua unas gotas de zumo de limón, para prevenir aún más la oxidación de esta fruta oleosa tan nutritiva.

Ensaladas u hojas verdes envasadas, en la nevera junto a papel de cocina

Las ensaladas frescas u hojas verdes que podemos comprar en el  supermercado ya envasadas necesitan conservar su frescura. Para ello  podemos almacenar las mismas en la nevera en la zona menos fría (para que no se estropeen) junto a un papel de cocina que absorberá la humedad y evitará así, la proliferación de microorganismos que degradan los vegetales.

Abrir la bolsa o perforar el recipiente en el cual se encuentran también puede ser de utilidad, pero siempre es aconsejable colocar un papel de cocina absorbente para reducir el porcentaje de humedad de los vegetales.

Salsa de tomate o tomate en conserva sobrante: en el congelador

Si abres una salsa de tomate enlatada o tomates en conserva pero no usas la  totalidad, lo ideal es conservar los sobrantes en el congelador en recipientes para cubitos de hielo, se donde podremos retirar fácilmente y utilizar.

De esta forma, conservaremos la salsa de tomate o las conservas ya abiertas  por mayor tiempo evitando que aún en la nevera estos alimentos se llenen de hongos y microorganismos patógenos.

Hojas verdes o coles cocidas, lo mejor es congelar sobrantes

Sí cocinamos al vapor brócoli, coliflor, repollitos de Bruselas o bien acelgas o espinacas y utilizamos sólo una porción de las mismas podemos refrigerar por corto tiempo estos alimentos, antes de comenzar a ver deterioros en los mismos.

Para una mayor inocuidad y para alargar la vida útil de vegetales cocidos como las hojas verdes o coles recomendamos congelar los sobrantes embolsados al vacío o en recipientes aptos para el congelador correctamente cerrados.

Así, podremos utilizar fácilmente vegetales en la cocina descongelando en  microondas o utilizando congelados, para preparaciones varias.

Plátanos, envueltos y en la nevera

Los plátanos maduran rápidamente fuera del frigorífico, pero en la nevera pueden verse dañados por el exceso de frío o ponerse negros por fuera.

Entonces, la solución es colocar los plátanos en la nevera pero envueltos en papel de cocina absorbente o bien, con un simple paño que proteja del  frío esta fruta tan sensible, que a temperatura ambiente madura  rápidamente.

Ajos, en recipiente ventilado y opaco fuera de la nevera

Los ajos qué tanto sabor pueden brindar a nuestros platos se deterioran con  el paso del tiempo, especialmente si se exponen a cambios de temperatura,  altos porcentajes de humedad y calor.

Para evitar que los dientes de ajo se resequen o bien comiencen a germinar y se pudran con el tiempo, recomendamos conservarlos fuera de la nevera  sin contacto directo con la luz solar en un recipiente tapado pero ventilado y opaco.

Jengibre: con su piel y sin cortar en la parte menos fría de la nevera

El jengibre qué tiene propiedades antiinflamatorias para el organismo y  podemos usarlo para diferentes preparaciones pero en pequeñas cantidades, por lo que lo restante puede almacenarse fácilmente en la nevera en la zona menos fría de la misma.

Asimismo, es recomendable no quitarle la piel a toda la raíz sino sólo la porción que vamos a utilizar si esto es necesario, y conservar el resto con su piel y sin cortar en el frigorífico.

Champiñones: en la nevera y con papel absorbente

Los champiñones, como la mayor parte de setas y hongos, son ingredientes con alto porcentaje de humedad que se deterioran fácilmente si las dejamos a temperatura ambiente o expuestos al calor.

Por lo tanto, recomendamos conservarlos en la nevera y en lo posible en la zona menos fría de la misma, envueltos con un papel absorbente que no permite que la humedad propia de estos ingredientes los deteriore.

Estos son nueve trucos para alargar la vida útil de los alimentos y conservarlos adecuadamente, sin desperdiciar.

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