En la dieta mediterránea tenemos muy extendido el uso del aceite de oliva, y sobre todo para freir los alimentos. Otros aceites como el de girasol o la mantequilla no son igual de saludables para freir, la razón: tienen mayor cantidad de ácidos grasos poliinsaturados, que soportan peor las altas temperaturas y hacen que la grasa pierda calidad.
En el aceite de oliva abundan sobre todo los ácidos grasos monoinsaturados, y éstos soportan mejor las altas temperaturas que los poliinsaturados, aunque con el paso del tiempo también acaban perdiendo calidad nutritiva. Con esto no queremos decir que el aceite de girasol sea malo, al contrario, tiene omega-6 esenciales para el organismo, sólo que es mejor consumirlo en crudo para obtener más beneficios.
Por tanto si vamos a freir algún alimento mejor escoger el aceite de oliva, su grasa se oxidará menos y tendremos alimentos de mayor calidad y saludables. No obstante, si freimos carne u otros alimentos con grasas saturadas, estaremos en la misma situación.
Tampoco se recomienda utilizar el aceite de oliva para freir en varias ocasiones. Depende de lo limpio que quede el aceite, pero por lo general no se aconseja utilizar más de 5 veces el mismo aceite para freir.
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