Propósito de mayo: aprende a leer las etiquetas nutricionales de los alimentos

Como venimos haciendo cada mes de este año, os traemos un nuevo propósito que podéis implementar en vuestra rutina durante estos 30 días, y por supuesto mantenerlo si así lo queréis durante todo el año.

Si el mes de enero lo dedicábamos a incluir más frutas en nuestra alimentación, el de febrero a movernos más utilizando las escaleras, el de marzo a reducir la ingesta de refrescos azucarados y el de abril a caminar más en nuestro día a día, este mes de mayo lo queremos centrar en la educación nutricional: aprendamos a leer las etiquetas nutricionales de los productos alimenticios.

Leer las etiquetas de los productos que compramos en el supermercado nos convierte en consumidores informados, pudiendo decidir mejor qué es lo que adquirimos y lo que no, y realizando elecciones más inteligentes.

No hablamos de los claims publicitarios que aparecen en gran tamaño en los distintos productos, sino de la etiqueta nutricional y el listado de ingredientes, a través de los cuales obtendremos información relevante sobre el producto que estamos comprando.

Hace unos meses ya os explicábamos cómo leer una etiqueta nutricional, pero recordamos el vídeo de Norte Salud Nutrición que nos lo pone muy fácil:

¿En qué debemos fijarnos a la hora de leer una etiqueta nutricional?

No debemos limitarnos solo a las kilocalorías presentes en el producto, sino que debemos ir un poco más allá y echar un vistazo a su composición: el aporte proteico del producto en cuestión, su aporte de grasas o la cantidad de azúcares añadidos son otros factores que debemos tener en cuenta a la hora de elegir lo que comemos.

En cuanto a la lista de ingredientes, recordad siempre que aparecen listados según su proporción en el producto; es decir, que los ingredientes que aparecen en primer lugar son los que mayor presencia tienen. Así, un producto que entre sus primeros ingredientes contenga azúcar (ojo con los múltiples nombres de este ingrediente) o grasa de palma ya nos dará una idea de que su composición nutricional puede ser mejorable.

Es importante que tengamos en cuenta que no debemos fijarnos solamente en un ingrediente para poder decir si ese producto es o no saludable: que un producto no contenga azúcar no lo convierte automáticamente en un buen producto para nuestra salud. Debemos, en cualquier caso, realizar una evaluación global de todos los ingredientes y de sus proporciones.

Alimentos Vs. productos procesados

Como siempre, os recordamos que apostar por hacer la compra en el mercado a base de buena materia prima en lugar de en el supermercado a base de productos procesados o ultraprocesados siempre nos ayudará a tener un carro de la compra más saludable.

Apostemos, siempre que sea posible, por alimentos frescos y de proximidad. En el caso de comprar productos procesados, no dejes de leer la etiqueta para saber qué es realmente lo que estás comprando y que no te den gato por liebre. Quizás el principio hacer la compra mirando estas cosas es una operación un poco tediosa, pero obtendremos beneficios para nuestra salud y seremos consumidores mejor informados.

Imágenes | iStock
Vídeo | Norte Salud
En Vitónica | Nuevas etiquetas nutricionales en USA indicarán el contenido de azúcares añadidos

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