Tenemos un problema con la bollería: en España su consumo sigue creciendo año tras año

El consumo de bollería industrial, pasteles, galletas y cereales es una de las principales vías de ingesta de harinas refinadas y azúcares añadidos de nuestra dieta, y a pesar de las recomendaciones nutricionales para moderar su consumo y sustituirlo por otros alimentos más saludables, en España las cifras de venta no dejan de subir.

Aumenta el consumo año a año

Según los datos el Panel de consumo en el hogar elaborado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en los meses que van de abril de 2016 a marzo 2017, los últimos que hay disponibles, las familias españolas consumieron en total 619 millones de kilos, por un valor total de 2.807 millones de euros. De media, consumimos 14,09 kilos de estos productos por persona.

Si miramos en ejercicios completos de enero a diciembre de 2016 (el último año completo del que hay datos) se consumieron en España 14,13 kilogramos de estos productos por persona, un 2,3% más que el año anterior. Esto se traduce en un gasto de 64,41 euros por persona.

En los años anteriores se observa la misma tendencia: siempre al alza. En 2015 el consumo medio fue de 13,82 kg por persona al año y el gasto de 62,92 euros; en 2014 consumimos 13,80 kilos y nos gastamos 61,57 euros (en este caso, algo menos que el año anterior por una bajada de precios).

¿Qué se incluye en esta categoría?

Al mirar estos datos, el Ministerio agrega el consumo de los siguientes productos: bollería y pastelería (en 2016 suponía un 43% del total del volumen y un 48,6% del gasto), las galletas (38,7 y 29,6% respectivamente) cereales (12 y 10%) y productos navideños (5,8 y 11,6%).

Y otro dato que resulta preocupante es que los hogares con presencia de niños son los que más consumen. Los primeros son los hogares de parejas con niños medianos (22,7%), luego los retirados (17,5% y luego las familias con hijos pequeños (14,5%).

El consumo es relativamente estable durante casi todo el año, pero aumenta notablemente en noviembre y sobre todo diciembre debido a la celebración de las fiestas de Navidad.

¿Por qué sigue aumentando el consumo?

Es una pregunta compleja para la que no hay una sola respuesta, pero sí que podemos apuntar a algunos motivos.

Por ejemplo, que dentro de esta categoría hay productos que tenemos claramente identificados como insanos (la bollería industrial) pero otros que a veces se hacen pasar por sanos sin serlo.

Es el caso de muchas galletas infantiles. Sin tiempo para preparar un desayuno o una merienda más elaborados, muchos padres optan por dar galletas o cereales a sus hijos, y si llevan un sello de una asociación pediátrica, mejor que mejor. Es normal que se sientan inclinados a dársela si creen que cuentan con un respaldo médico. Pero hay que tener en cuenta que estos sellos pueden ocultar acuerdos comerciales que tienen más en cuenta las contraprestaciones económicas que las recomendaciones médicas para una vida saludable.

Otro aspecto a su favor es que son rápidos y sencillos de comer, no requieren cocinado ni apenas mancharse las manos. Se pueden comer sobre la marcha, por la calle o de camino a cualquier sitio.

Parte de una tendencia global

Este mismo crecimiento que estos alimentos muestran en España lo están viviendo también en otros países occidentales. Los motivos son varios.

Por un lado, la ya comentada comodidad a la hora de comprarlos, prepararlos (algunos no requieren preparación ninguna) y consumirlos. No hay que dedicarles tiempo, de forma que muchos consumidores los eligen porque se adaptan a un estilo de vida rápido.

Por otro, su enorme variedad y segmentación: dentro de la bollería, los cereales y las galletas se pueden encontrar productos para cualquier momento del día (desayunos, comidas, meriendas...) o incluso del año (los dulces específicos de la Navidad), se pueden orientar a todos los públicos (galletas infantiles, desayunos 'de dieta' que se dirigen sobre todo a las mujeres...) y atender a todos los gustos... Esto además se puede ir potenciando con nuevas variedades, de forma que siempre se puede aumentar aun más el interés de los consumidores...

La bollería y tu salud

¿Y cuál es el problema de que cada vez comamos más alimentos de este grupo? Pues que la bollería, incluyendo los pasteles y las galletas, así como la mayoría de los cereales de desayuno y los dulces navideños, tiene un importante impacto en nuestra salud.

En la mayoría de los casos, estos alimentos tienen una gran cantidad de calorías, sobre todo en forma de azúcares añadidos y grasas que pueden ser poco sanas dependiendo de su calidad. A cambio, tienen pocas propiedades y nutrientes beneficiosos, como proteínas o fibra.

Por este motivo, el consumo de bollería y similares está muy relacionado con las altas tasas de obesidad de los países occidentales, y especialmente con la obesidad infantil, ya que muchos de estos productos están especialmente destinados a ese público, que tiene menos criterio para hacer elecciones nutricionales saludable y está más expuesto a los estímulos publicitarios.

Imágenes | Unsplash
En Vitónica | Sí, las galletas también son bollería industrial y por esto deberías evitarlas

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