Nuestras abuelas son, para muchos, las personas más importantes del mundo - y las más maravillosas -. No solo son extremadamente sabias, sino que muchos de nosotros somos quiénes somos gracias a ellas. Sin embargo, en su sabiduría infinita a veces nos hacían llegar ciertas frases de conocimiento popular sobre la comida que, en realidad, ahora sabemos que no se sostienen.
Hemos hablado con nuestros compañeros para que nos contarán cuáles eran las frases favoritas de sus abuelas en ese sentido. Lo que hemos descubierto es que a muchos de nosotros nos decían las mismas cosas, que nuestras abuelas nos engañaban para que comiéramos y que eran y son todas absolutamente maravillosas.
Frases de nuestras abuelas sobre comida que no tienen aval científico
Tómate rápido el zumo que se le van las vitaminas
Lo más probable es que nuestras abuelas (y madres) utilizaran esta frase para que fuéramos más rápidos por las mañanas y termináramos de desayunar para llegar a tiempo al colegio. Sin embargo, la creencia de que al zumo se le van las vitaminas si no te lo tomas rápido ha permanecido con nosotros durante años y todavía escuchamos a algunas personas decirlo.
Esta frase es tan típica que se han realizado estudios concretos dirigidos a evaluar si se van las vitaminas (la vitamina C concretamente), cuánto tarda y bajo qué condiciones. Lo que encontraron fue que la vitamina C se vuelve inestable ante el calor, pero para que desapareciera haría falta que expusiéramos al zumo a temperaturas de 120º para arriba. Lo que sí podría pasar con el paso del tiempo es que el sabor del zumo se alterara un poco, pero las vitaminas permanecen intactas - en una temperatura normal - hasta 12 horas.
El desayuno es la comida más importante del día
Otra de las teorías sobre la alimentación más extendidas es la de que el desayuno es la comida más importante del día. No es de extrañar que nuestras abuelas y nuestros padres se preocuparan por no mandarnos al colegio con el estómago vacío. Sin embargo, esta creencia se ha extendido mucha más allá y podemos ver incluso a profesionales de la salud afirmándolo.
La realidad es que la investigación científica no ha encontrado que el desayuno tenga más importancia que cualquier otra de las comidas del día o que pueda haber algún problema por no desayunar. Lo que sí se sabe es que la industria alimentaria se esforzó en hacer creer que esta comida era la más importante del día. Si tenemos hambre y queremos desayunar podemos hacerlo, pero si no no pasa nada, ya comeremos más adelante. Lo realmente importante es que el estilo de alimentación que llevemos - en el desayuno o en cualquier otra comida - sea saludable. De nada sirve que desayunemos si lo que comemos son ultraprocesados y azúcares añadidos.
Después de la leche nada eches
¿Alguna vez os han dicho vuestras abuelas que no toméis el zumo de naranja o agua después de la leche porque se corta? O quizás os hayan dicho que nada de comer frutas como el plátano después porque es malo. Hace muchos años que descubrí yo sola que no pasaba nada por mezclar leche y plátano, pero todavía hoy es el día en que si tomo zumo de naranja lo hago antes de la leche. Las viejas costumbres tardan en desaparecer.
En el caso de la mezcla entre leche y cítricos es verdad que la acidez de estos hace que el PH de la leche cambie, pero la realidad es que, tal y cómo nos cuentan nuestros compañeros de Bebés y Más, los ácidos de nuestro estómago son mucho más fuertes que los de los cítricos. La leche se va, por tanto, a "cortar" sí o sí en el estómago y no hay ningún peligro para nosotros por ello. Lo mismo ocurre con el agua o con cualquier alimento que comas después de la leche.
Comiendo chocolate salen granos
La amenaza de los granos es muy utilizada para todo lo que nuestros mayores no quieren que hagamos. Eso incluye, por supuesto, el no abusar de algunos alimentos como el chocolate. Durante muchos años se ha extendido la teoría de que al comer chocolate nos iban a salir granos por toda la grasa y el azúcar que el alimento tiene.
La realidad es que los investigadores no se ponen del todo de acuerdo al respecto. Algunos apuntan a que el único indicador de desarrollo de acné son las hormonas, mientras que otro sí que encuentran una posible relación entre el consumo de chocolate y la aparición de granitos. Sin embargo, la realidad parece ser que, si seguimos una dieta saludable, equilibrada y baja en alimentos ultraprocesados, nuestra piel no debería notar el efecto del chocolate. En cualquier caso, es mejor consumir chocolate con mayor pureza de cacao.
Una copita de (inserte su alcohol favorito) es medicinal
La ginebra cura los dolores de tripa, el limoncello - y otros licores - son digestivos o la copita de vino la recomienda el médico. Estos son algunas de las afirmaciones que se han hecho sobre el consumo de alcohol y nuestra salud de forma tradicional. Mi madre todavía me cuenta que, para los dolores premenstruales, su madre le daba un chupito de coñac.
La realidad que ya todos conocemos es que el alcohol no es bueno para nuestra salud en ninguna dosis. Y, además, su consumo moderado puede afectar también a nuestra esperanza de vida. Vamos, no hay ningún posible beneficio que compense eso. Pero es que, además, las investigaciones al respecto son muy pocas y las que hay han encontrado que el alcohol no es digestivo, sino que ralentiza las digestiones. En cuanto a los dolores menstruales, lo que puede ocurrir es que los empeore, por causa de la deshidratación que favorece el consumo de alcohol.
Tomar agua con azúcar para las agujetas
¿Que había hecho gimnasia y tenías agujetas? Pues un buen vasito de agua con azúcar para el cuerpo y al día siguiente como nueva. Solo que, en realidad, al día siguiente no estabas como nueva, pero seguías tomándote el vasito con azúcar después de hacer ejercicio. Esta teoría se basaba en la creencia de que las agujetas eran por causa del ácido láctico.
La idea es que el vasito de agua con azúcar y un poquito de limón ayudaría a deshacer los cristalitos de ácido láctico y terminar con el dolor. La realidad es que, esa teoría está totalmente descartada y hoy en día sabemos que las agujetas son microrroturas de las fibras musculares y el agua con azúcar no lo arreglará. Lo que sí nos dará es un buen chute de azúcar libre para el cuerpo.
El melón sienta mal por la noche
La fruta, en general, ha tenido siempre la fama de sentar mal por las noches y el melón es una de las frutas que peor prensa se ha llevado en ese sentido. Ya se sabe "el melón por la noche mata" ¿verdad? Pues no. La realidad es que cualquier fruta se puede comer a cualquier hora, entera, a mordiscos y con toda sin que engorde y sin riesgo específico de que nos siente mal (a no ser que tengamos una alergia concreta).
Para empezar, nuestro sistema digestivo está perfectamente preparado para digerir este tipo de alimentos y, por supuesto, la cantidad presente en esta fruta no afecta a la alcalinidad de nuestro estómago. La realidad es que no existen investigaciones científicas que avalen el supuesto malestar provocado por esta fruta si la ingerimos de noche. Los profesionales de la nutrición aseguran que se trata de una fruta como cualquier otra y no nos afecta de noche.
Hay que dejar pasar dos horas después de comer antes de bañarnos por los cortes de digestión
Si había una frase repetida por los abuelos y los padres en verano era la de que no nos podíamos bañar hasta que no pasaran dos horas desde que hubiéramos comido. La verdad es que creemos que el tiempo de espera necesario variaba dependiendo de cuánto durara la siesta de nuestros mayores cuidadores. En cualquier caso, esta creencia popular sigue instalada entre nosotros, aunque no tiene base científica.
Para empezar, el corte de digestión como tal no existe. Lo que sí existe es el shock periférico por dificultades en la vasculación o síndrome por inmersión. Esto puede ocurrir por cambios bruscos de temperatura y genera una bajada repentina de la tensión arterial que puede llevar al desmayo. Lo que importa, realmente, no es cuánto tiempo haya pasado desde que comimos, sino cómo de caliente está nuestro cuerpo, cómo de fría está el agua y la transición que hacemos de uno a otro. Lo más importante que podemos hacer es estar pendientes de nuestra temperatura corporal y entrar calmadamente en el agua dando tiempo a que nuestro cuerpo se adapte.
Comer cerezas y beber agua provoca problemas estomacales
No sé vosotros, pero yo de pequeña solía salir a buscar cerezas con mi abuelo porque donde vivían había varios cerezos. Después llegábamos a casa, las limpiábamos y no nos dejaban comerlas con agua porque sino íbamos a acabar malitas del estómago. La realidad de las cerezas es que ellas mismas están formadas en gran parte por agua.
Por tanto, el que acompañarlas con agua cree diarrea no tiene ningún tipo de base. El problema que puede ocurrir con las cerezas - y otras frutas pequeñas - es que son muy tentadoras, bonitas, ricas y refrescantes. Vamos, que es un placer comer cerezas y eso puede llevarnos a darnos un empacho, tal y cómo explica aquí el nutricionista Julio Basulto. Pero el agua no tiene nada que ver en ello.
Si te tragas las pepitas de la sandía te van a crecer dentro
En nuestra cabeza de niños esta frase seguramente tenía muchísima lógica y a nuestros abuelos, seguramente, les hacía mucha gracia el miedo que teníamos a que nos crecieran sandia en el estómago y evitaban el riesgo de que nos atragantáramos con ellas. La realidad es que, por supuesto, no nos crecerá ninguna sandia dentro aunque nos comamos las pipas. De hecho, puede ser incluso beneficioso porque nos aporta una gran cantidad de fibra.
Por ello, especialmente cuando hacemos zumo de sandía o batido con ella, es recomendable que pasemos también las pepitas por la trituradora para añadir ese extra de fibra y ayudarnos a metabolizar el azúcar naturalmente presente en la fruta.
Si te tragas el chicle se pega en el estómago
Esta frase de abuelas es una de mis favoritas por lo mucho que me lo creí durante mi infancia. La realidad, sin embargo, es que los chicles no se quedan pegados en las paredes de estómago. Es verdad que resultan difíciles de digerir y que pueden tardar un poco más de lo normal en encontrar la salida de nuestro aparato digestivo - uno o dos días - pero acaban saliendo.
Es verdad que si decidiéramos tragarnos enormes cantidades de chicle podríamos provocar que se formara una masa en el estómago y nos provocara un fuerte extreñimiento. Al margen de esa pequeñísima posibilidad, tragarnos un chicle acabará con él saliendo, digerido o no, de nuestro organismo.
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