Hace un tiempo el café se tenía como una sustancia llena de peligros, encabezados por la cafeína, droga legal generadora de zombis cafeinómanos y dañina para la salud. Sin embargo, con el tiempo, este ha mostrado una cara muy distinta: la de sus beneficios.
A día de hoy, el café no solo no presenta susodichos males para nuestro cuerpo, sino que la evidencia científica ha comprobado una relación positiva para nuestra salud, aunque en muchas ocasiones no quedan claros sus mecanismos. Repasamos lo que sabemos y cómo sacarle partido al café.
El café ya no es el malo de la película
Hace unos años, el café se consideraba perjudicial para ciertas edades y en ciertas personas. Ahora, sin embargo, la evidencia científica apunta, cada vez con más fuerza, hacia los beneficios de incluir en nuestra dieta un café. Esto no aplica a las personas hipersensibles a la cafeína, claro. Pero el café es mucho más que la cafeína que trae: El café está compuesto por más de 1000 substancias distintas incluyendo aminoácidos y otros compuestos nitrogenados, polisacáridos, azúcares, triglicéridos, ácido linoleico, diterpenos, ácidos volátiles y no volátiles, compuestos fenólicos, vitaminas, minerales...
A pesar de los mitos extendidos sobre esta sustancia, los años le han dado la razón a los consumidores de café: es bueno para la salud. ¿Puede tener reacciones adversas? Por supuesto, como cualquier otra sustancia. Como decíamos antes, por ejemplo, la hipersensibilidad al café es un problema que impide a ciertas personas disfrutar de esta bebida.
Por otro lado, el café descafeinado no ha mostrado las mismas propiedades beneficiosas que el café normal. ¿Se debe a la cafeína, entonces? No está nada claro. Parece que lo que importa es el conjunto de sustancias en sí mismo, o tal vez es algún mecanismo que desconocemos. El caso es que lo tenemos claro: beber café, con cafeína, se relaciona con varios beneficios de la salud.
¿Qué beneficios tiene beber café?
¿Y de qué beneficios hablamos? Los investigadores han identificado la relación entre beber café y una menor tendencia a padecer diabetes, enfermedades cardiovasculares, esclerosis múltiple, cáncer de varios tipos... Algunos de sus componentes podrían ayudar a combatir enfermedades neurodegenerativas como el parkinson o el alzheimer. Otro fenómeno mucho más conocido del café es su capacidad ergogénica, que mitiga el cansancio.
Además de estas relaciones clínicas, cuyas razones biológicas son complejas de entender, sabemos que el café tiene propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y hasta se ha observado que la cafeína tiene cierto efecto antitumoral y antimicrobianio.
Es importante no confundir estas propiedades, detectadas en su mayoría en el laboratorio, con los efectos del café sobre el cuerpo. No sabemos si estos efectos actuarán directamente en nuestra salud. Pero sí que sabemos que el café tiene unos efectos positivos, como decíamos en el primer párrafo, y que tiene otros efectos muy relacionados con los primeros, en el laboratorio. Aunque nos quede mucha información por esclarecer, a nadie se le pasa por alto esta coincidencia.
Y ¿cuánto café hemos de beber para beneficiarnos de todos estos magníficos efectos? Entre una y dos tazas al día ya sería suficiente para promover este tipo de propiedades. Esto supone entre 50 y 100 miligramos (más o menos equivalentes a mililitros) de café diarios (entre una y tres tazas pequeñas). No pasa nada si tomamos más, aunque es importante no excedernos y alcanzar la dosis de intoxicación aguda.
¿Cuánta cafeína es mala?
Hay una cantidad de consumo máxima a partir de la cual nuestra salud se resiente. Esto lo podemos observar por indicadores como la presión sanguínea, la aparición de irritabilidad, el nerviosismo, la inquietud... Cada persona muestra cierta tolerancia a la cafeína, pero siempre hay una cantidad máxima que no debemos superar. Esta cantidad depende de nuestra edad e incluso de nuestra salud.
Tanto la Agencia Europea de Serguridad Alimentaria, o EFSA, como la US National Academies of Science coinciden en que un adulto saludable puede consumir hasta 400 mg diarios sin perjudicar su salud. En caso de padecer intolerancia a la cafeína o algún problema metabólico, se desaconseja su consumo. También en cuadros clínicos con cardiopatías, aunque aquí la evidencia científica no lo tiene tan claro y actualmente es un tema en debate.
400 miligramos de café equivalen, más o menos, a entre 8 y 10 cafés en taza pequeña. La intoxicación aguda de cafeína cursa con nerviosismo, sobreestimulación de la atención, insomnio y problemas gastrointestinales. ¿Se puede alcanzar una sobredosis grave de café? Sin duda alguna, pero haría falta beber de golpe unos seis litros de café, algo que ya no sería malo solo por la cafeína, sino también por la cantidad de líquido ingerido.
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