En muchas ocasiones hemos hablado de la motivación deportiva, de cómo debe ser intrínseca mejor que provenir del exterior, y de cómo debemos fijarnos pequeñas metas para poder ir creciendo hasta nuestro objetivo final.
Una de las motivaciones que más se escuchan estos días es la de "hago ejercicio para quemar los excesos" o "hago ejercicio para comerme una hamburguesa o una pizza". Además, este tipo de conductas se ven reforzadas por algunas publicaciones y publicidad de algunos gimnasios donde te cuentan que con 45 minutos en la elíptica puedes quemar una hamburguesa. Os cuento por qué me parece una muy mala manera de motivar a las personas a hacer deporte y mantenerse en forma.
¿Haces ejercicio para quemar lo que comes? Por cierto, que la mayoría de esas comparaciones de calorías quemadas por ejercicio, las calorías suelen provenir de comida basura. ¿No sería mejor incentivar a la gente para comer mejor en lugar de decirles lo que tienen que hacer para quemarlo?
Las consecuencias de una motivación poco acertada
Si tu motivación para correr es quemar la hamburguesa que te has metido entre pecho y espalda, esa motivación no durará mucho. Verás el ejercicio físico como una forma de perder peso, cuando realmente, si no va unido a una dieta equilibrada y adecuada a tus necesidades no tiene mucho sentido. Y encima te animará a seguir comiendo no demasiado bien, ya que el ejercicio ejercerá como "expiatorio de culpa".
Por no hablar de que esas tablas de "cuántas calorías quemo corriendo 45 minutos" son bastante inexactas: no depende sólo del tiempo que pases en la cinta, sino también de otros factores como tu peso, tu altura, tu masa magra y masa grasa, la velocidad, la pendiente, la intensidad del ejercicio...
Este tipo de motivación nos hace ver las calorías como bichejos malignos que nos odian y hacen que la ropa nos siente mal; y esto nos lleva a ver la comida como el enemigo a batir. Las calorías no son bichejos, son unidades de energía; la comida no es tu enemigo, es más, si la utilizas a tu favor te ayudará a llegar a tus objetivos.
Controla las calorías... pero también los nutrientes
Aparte de eso, deberíamos comenzar a pensar no solo en las calorías que nos aporta un alimento, sino también en la calidad de sus nutrientes y en el efecto que tienen en nuestro organismo. Hace unos días hablábamos de comparaciones de alimentos: un polvorón y un sándwich completo tienen las mismas calorías, pero no los mismos nutrientes, y nuestro cuerpo no reacciona igual ante ambos.
Dale a tu cuerpo la gasolina que se merece: una de buena calidad. Encuentra una motivación dentro de ti más allá de quemar la pizza que te comiste anoche y verás como el ejercicio se convierte en un hábito que pasa a formar parte de tu día a día.
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En Vitónica | Una dieta equilibrada en tres minutos
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