Llegamos a la zona cervical, o más conocido como cuello. Cuánta guerra nos da el cuello, ¿verdad?. La zona cervical es la zona más móvil de la columna vertebral, lo que aumenta el riesgo de molestias en la zona, el cual es mayor aún si presentamos algún bloqueo o molestias a otro nivel vertebral limitando el movimiento en la zona (por ejemplo las lumbares) aumentando por tanto el movimiento en la zona cervical por compensación.
Dos aspectos a destacar de esta zona son:
La necesidad del organismo de mantener la horizontalidad de los ojos, pase lo que pase (por ejemplo escoliosis) provocando diversas compensaciones que al final provocarán el dolor, por tanto todo aquello que no se haya podido compensar antes lo conpensará el cuello, por tanto, esto no indica que la lesión causante esté en el cuello.
La cabeza está en desequilibrio anterior sobre el cuello, esta posición del centro de gravedad hace que la musculatura posterior del cuello se encuentre en constante solicitación para mantener la cabeza en su posición correcta, (está diseñada para esto el problema está cuando esa carga aumenta) por ello la musculatura posterior del cuello es mucho más fuerte que la anterior
También es cierto que se suele acumular mucha tensión a nivel de los hombros, cuando estamos tensos los “encogemos” aunque sea mínimamente y lo peor es que la mayoría de las veces no nos damos cuenta de esto, manteniendo los hombros ligeramente elevados constantemente, hecho que se aumenta al realizar ejercicios ya sea correr (a quien no se le ha cargado o no le ha molestado la zona de los hombro o parte baja del cuello) o trabajo de pesas.
Por ello será fundamental ser consciente de la postura que adoptamos en cada momento, reduciendo las tensiones “residuales” que solemos mantener varias veces al día, esto no es fácil como todo trabajo se va mejorando con constancia.
Imagen | Flickr (Altamar)
En Vitónica| Estirar el cuello