Casi todos solemos realizar como actividad aeróbica la carrera. A simple vista es una actividad sencilla que cualquier persona puede hacer. Es cierto que correr es un acto natural del ser humano, pero no es lo mismo correr un corto periodo de tiempo que hacerlo durante muchos minutos, ya que si lo hacemos de la manera correcta el riesgo que corremos de hacernos daño es elevado. Por ello es muy importante que reparemos en varios aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de correr para que lo hagamos de la mejor manera posible.
En infinidad de ocasiones hemos reparado en que la pisada es muy diferente dependiendo de una persona o de otra, y por ello es uno de los puntos que tenemos más en cuenta cuando vamos a salir a correr para así evitar hacernos daño mientras corremos. La pisada no es el único aspecto que debemos tener en cuenta, y es que existen otros puntos en los que hay que detenerse y que nada tienen que ver con este, sino que más bien están encaminados a una globalidad y a conseguir unos resultados mucho mejores de los que habitualmente conseguimos.
La postura
En primer lugar en necesario que tengamos presente la postura que debemos presentar a la hora de lanzarnos a correr. Muchas personas cuando corren se desplazan mucho hacia delante o hacia atrás. Lo recomendable es mantener el cuerpo recto, de modo que el tronco y las piernas se queden alineadas mientras estamos realizando la carrera. Esta es la mejor manera de conseguir que la columna se mantenga en una postura natural y relajada, evitando su sobrecarga a lo largo del ejercicio. Para ello simplemente debemos imaginarnos que nuestro cuerpo pende de un hilo que nos sujeta por la cabeza y que tira hacia arriba, para así permanecer rectos y mirando al frente.
La zancada
La zancada es otro punto a tener muy en cuenta a la hora de salir a correr. Es cierto que cada persona tiene una manera de mover las piernas y una determinada flexibilidad a la hora de dar la zancada más larga o más corta, pero a pesar de todo, todos debemos tener algunos puntos en común. Ante todo las piernas las debemos elevar del suelo teniendo en cuenta que la tensión tiene que distribuirse a lo largo de todos los músculos que la conforman. Para ello el pie estará alineado con la parte inferior de la pierna y a su vez con la superior, de modo que al avanzar elevaremos toda la pierna doblando rodilla y tobillo para impulsarnos hacia adelante mientras mantenemos el tronco recto y relajado, pues cargaremos toda la tensión en las piernas.
Los brazos
Los brazos son otra de las partes a tener en cuenta a la hora de practicar carrera, y es que ellos constituyen una manera de equilibrarnos mientras estamos realizando esta actividad. El movimiento de los brazos es una manera que nuestro cuerpo tiene de ayudarnos a darnos impulso y a mejorar la coordinación entre la parte superior y la inferior. Es importante que el movimiento de los brazos sea relajado y acompasado con el de las piernas, ya que de este modo nos será más fácil mantener una buena consonancia entre el movimiento y la respiración mientras estamos corriendo.
La respiración
La respiración es otro aspecto que no debemos pasar por alto, y es que como buen ejercicio aeróbico, la carrera necesita que la respiración sea correcta y adecuada. Es necesario que al comenzar la inspiración se realice por la nariz y la expiración se haga por la boca, intentando llenar al máximo los pulmones de oxígeno para conseguir lo necesario para la carrera. Es cierto que poco a poco, cuanto más aumente la intensidad de la carrera, tanto la inspiración como la expiración tenderemos a realizarla por la boca, ya que las demandas de oxígeno por parte del cuerpo aumentan y necesitaremos conseguir más cantidad. Eso sí, es necesario que consigamos un ritmo y que lo mantengamos a lo largo de toda la carrera para así tener el oxígeno suficiente para que la actividad llegue a buen puerto.
Imagen | eelcowest
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