El horror: que unas zapatillas te hagan una ampolla el mismo día o el día antes de la carrera. O cuando sea, lo mismo da. Las ampollas se forman como sistema de defensa de la piel ante las rozaduras o quemaduras. Son pequeñas vesículas llenas de líquido que protegen la piel que ha sido dañada. No necesitan de tratamiento médico: al cabo de unos días el líquido se reabsorbe y la piel sana por sí sola.
Cuando una ampolla aparece en la planta del pie o en el talón del corredor puede deberse a distintas causas: un calcetín desgastado o mal colocado, el uso de calzado que no es de nuestra talla, o la simple fricción de la zapatilla contra la piel. No es lo más recomendable, pero si es muy molesta puede drenarse pinchándola con una aguja quirúrgica (o previamente desinfectada) y colocándose un apósito protector después. Lo más interesante es evitar que aparezcan, lo cual podéis conseguir atándoos los cordones tal y como muestra el vídeo de la cabecera.
La idea es utilizar los últimos ojales de las zapatillas, esos que no solemos usar nunca, para crear un pequeño lazo por donde pasen los cordones, y conseguir así un ajuste perfecto del calzado a nuestro pie. De esta manera la zapatilla no resbala por el talón y tampoco nuestro pie puede desplazarse hacia delante, lo cual evitaría también las uñas negras.
Pero a mí no me funciona...
El vídeo que os mostramos ha salido solo hace unos días, pero seguro que si haces deporte desde hace tiempo o eres un corredor habitual ya conocías esta forma de atarte los cordones. También os enseñamos hace tiempo otras formas diferentes de ataros las zapatillas, dependiendo de las características de vuestro pie.
Durante un tiempo yo utilicé este tipo de lazada, pero acabé por dejarlo ya que, en mi caso, era peor el remedio que la enfermedad. En alguna ocasión os he comentado que mi empeine es muy alto (no el puente del pie, solo el empeine) y esta forma de atarme las zapatillas las ajustaba demasiado llegando a producir incluso dolor. Lo intenté atando con más o menos presión, pero la sensación siempre era muy incómoda. Personas con el empeine alto: quizás esta no es la mejor idea para vosotros.
Por otro lado, si utilizáis calcetines bajos, de los que no llegan a cubrir el tobillo, al utilizar este tipo de lazada lo que ocurre es que la lengüeta de la zapatilla fricciona mucho con la piel, pudiendo producir rozaduras e incomodidad.
Lo mejor es ir probando distintos tipos de zapatillas y comprobar siempre que son de la talla correcta (medio número más o menos puede suponer mucho en una carrera). Probad con distintos tipos de lazada hasta que encontréis aquella con la que estéis más cómodos. ¡Cuidad vuestros pies: os llevarán lejos!
Vídeo | Illumiseen
En Vitónica | Zapatillas con cordones semi-automáticos (proyecto)
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