Correr es una actividad fascinante, altamente placentera para quienes asiduamente la practican, sin embargo, en invierno las condiciones climáticas complican las cosas y más aún si hay presencia de nieve, ya que correr en la nieve representa un verdadero desafío.
Correr en la nieve es mucho más duro que correr en otra superficie, pues necesitamos más fuerza para realizar la zancada y si la nieve es blanda arrastraremos con cada paso un poco de ella y el ritmo se enlentecerá mientras se incrementa nuestro esfuerzo.
La nieve dura puede ser una mejor superficie para correr, sin embargo, si se han formado placas de hielo debemos tener especial cuidado con resbalos y caídas que pueden ser causa de traumatismos y lesiones.
Por otro lado, correr en la nieve implica correr con bajas temperaturas, lo cual dificulta la respiración y vuelve todo un desafío esta actividad.
No obstante, si no queremos perder nuestro entrenamiento y en pleno invierno no queda más opción, podemos aplicar algunas estrategias para que correr en la nieve sea un desafío, fácil de superar:
Escoger bien la vestimenta con materiales que nos permitan mantener la temperatura corporal y evite que nos mojemos por completo. Es importante el uso de bufandas o mascarillas para que el aire frío no entorpezca tanto la respiración.
Utilizar polainas que cubran la zapatilla y no permitan que ésta se moje por completo en su interior y llegue a nuestros pies.
Favorecer la adherencia de la zapatilla a la nieve mediante el uso de raquetas de nieve, “cadenas de running“, suelas complementarias con clavos o minicrampones que nos permiten adquirir seguridad al andar o correr en esta superficie diferente.
Correr en horas de sol, cuando la temperatura ya ha hecho lo suyo sobre la superficie y al nieve está más blanda, así como el aire menos frío.
Calentar muy bien porque ante el frío y un entrenamiento con músculos con baja eslasticidad, podemos sufrir lesiones fácilmente.
Reducir la intensidad de entreno, pues en la nieve el esfuerzo es mayor, las condiciones diferentes también exigen más al cuerpo, y nuestros músculos deben realizar más fuerza, entonces, no podemos exigirnos correr a igual ritmo que siempre, sino que debemos evitar la sobrecarga y reducir la intensidad a la que entrenamos.
Siempre que tengamos la precaución de prepararnos bien y adaptarnos al entorno, podemos superar con éxito este verdadero desafío que significa correr en la nieve. ¿Vosotros habéis corrido en la nieve alguna vez?
Imagen | Clarkmaxwell y Nino H
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