El ejercicio aeróbico es muy importante para mantenernos en plena forma y fortalecer el sistema cardiovascular a la vez que quemamos calorías y acabamos con las reservas de grasa de nuestro cuerpo.
Es cierto que la práctica de ejercicio aeróbico activa nuestra circulación sanguínea mejorando el riego en todas las partes del cuerpo, pero es importante seguir una serie de pautas para que esta activación e la circulación no se vuelva en nuestra contra, y es que no es nada bueno finalizar una sesión de aeróbico en plena intensidad, pues el impacto para el organismo puede ser demasiado fuerte.
Siempre destacamos la importancia de un buen calentamiento antes de comenzar la práctica del ejercicio, y es que éste es el culpable de que el organismo esté preparado para afrontar el ejercicio. Pero no solamente debemos reparar en el calentamiento, sino que es importante realizar una fase de estabilización o aclimatación después de realizar una sesión de ejercicio aeróbico intenso.
El desarrollo habitual de una sesión de ejercicio aeróbico es el siguiente: Comenzamos poco a poco para que nuestro cuerpo se adapte al esfuerzo, y una vez hayamos entrado en calor, aumentamos la intensidad hasta alcanzar el máximo que suele ser como pasado el ecuador del tiempo dedicado a la práctica del ejercicio. Después debe realizarse siempre una fase de recuperación.
Muchas personas no realizan esta fase de recuperación, bien por falta de tiempo o porque consideran que es un desperdicio y que este ejercicio más suave nos dará menos resultados. Nada más lejos de la realidad, pues es una fase necesaria para recuperar el ritmo cardiaco habitual, y es que durante el ejercicio se acelera debido a la demanda de oxígeno por parte de las partes implicadas en la actividad.
Estas zonas del cuerpo están durante el ejercicio cargadas de sangre que debe redistribuirse de nuevo por el cuerpo. No es bueno que paremos el ejercicio en el momento de mayor esfuerzo, pues el riego sanguíneo estará concentrado en una zona y esto puede producirnos bajadas de tensión o ligeros mareos al faltar sangre en algunas partes de nuestro cuerpo.
Es primordial que dediquemos el tiempo necesario a cada fase del ejercicio, y es que cada actividad tiene su tiempo y no podemos saltárnoslos. Si realizamos el ejercicio aeróbico correctamente nos veremos beneficiados con una salud mejor y evitaremos sustos innecesarios.
Imagen | Morguefile
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