La importancia de realizar una fase de adaptación y otra de vuelta a la normalidad al practicar carrera

La carrera es un deporte que cada vez gana más adeptos entre todas las edades y en todos los estratos sociales. Por este motivo es necesario que tengamos presentes algunos puntos a tener en cuenta a la hora de salir a correr. Muchas son las precauciones y medidas que debemos llevar a cabo para evitar lesionarnos o no aguantar el tiempo que queremos mientras hacemos cada actividad. Por ello, y para mejorar los resultados poco a poco en esta ocasión nos vamos a detener en el periodo de vuelta a la normalidad o de adaptabilidad a la carrera.

Ambos periodos, el de retorno a la normalidad, y el de adaptación a la actividad son un paso intermedio de nuestro estado normal de reposo a la carrera y viceversa. Es como si se tratara de un calentamiento y un post actividad antes de parar de correr. Es necesario que estas fases las respetemos, aunque hay muchas personas que no lo tienen nunca en cuenta y que comienzan a correr directamente y dejan de correr directamente sin una fase de adaptación al estado habitual de nuestro cuerpo. Por ello vamos a ver la importancia de estos periodos.

Mecánica de estas fases

Estas dos fases de adaptación van a representar un paso intermedio. Un momento de transición desde la inactividad a la carrera, y viceversa. Es una fase necesaria para que nuestros músculos y articulaciones se adapten al ejercicio que vamos a realizar o al que vamos a dejar de practicar. Se trata de evitar en la medida de lo posible el trauma que puede suponer para el organismo comenzar una actividad de cero sin una fase de calentamiento y otra de regreso al estado habitual.

Estas fases deben realizarse siempre antes y después de salir a correr. Para hacernos una idea simplemente es necesario que nos imaginemos que la carrera será como una montaña, comenzaremos poco a poco subiendo la montaña y aumentando cada vez más la intensidad hasta llegar a un punto cumbre que será cuando comenzaremos a descender el ritmo y la velocidad para cada vez aclimatarnos más al estado habitual de nuestro cuerpo.

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Repercusión física

A nivel físico esta manera de enfrentarnos a la carrera nos traerá un sinfín de beneficios, ya que conseguiremos que los diferentes órganos del cuerpo humano consigan adaptarse poco al ejercicio, es decir, nunca los pillaremos por sorpresa pudiendo hacernos daño y rendir mucho menos. Es mejor que la adaptación sea progresiva. Será una especie de calentamiento al que debemos destinar unos minutos para que tenga todo el efecto que perseguimos.

A la hora de disminuir el ritmo poco a poco para devolver al organismo a su estado habitual lo que conseguiremos será evitar dejar nuestro cuerpo y sus órganos en suspenso. Para entenderlo mejor es necesario que nos hagamos a la idea de que mientras estamos practicando la carrera nuestras demandas de oxígeno aumentan, por lo que los músculos de las piernas están llenos de sangre con oxígeno. Si paramos de hacer el ejercicio de repente mantendremos esos músculos llenos de sangre y de oxígeno, algo que no es nada recomendable para el estado de los músculos. Por eso es necesario que realicemos una fase de vuelta a la calma, ya que de este modo evitaremos la acumulación excesiva de sangre en los músculos.

Es necesario que tengamos esto en cuenta, ya que estas fases son necesarias si queremos mantener una buena salud general en el organismo. Además, los músculos se recuperarán antes y podremos enfrentarnos mucho mejor a la siguiente sesión de entrenamiento.

Imagen | Rennett Stowe

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