Hace unos días os hablábamos del reto de Nike para bajar de dos horas en la maratón, rebajando el récord actual de Kimetto de 02:02:57 en casi tres minutos: algo que sin duda sería uno de los mayores logros deportivos de nuestro tiempo. Para ello ya han elegido el lugar (el circuito automovilístico de Monza, en Milán) y sus armas: unas zapatillas con una nueva tecnología que prometen un mayor retorno de energía.
Las zapatillas poseen una lámina de fibra de carbono que minimiza la pérdida de energía del corredor en cada zancada, haciéndolo así más eficiente y retrasando la aparición de fatiga muscular. Sin embargo, algunas voces se han alzado ya preguntándose si estas nuevas zapatillas podrían cruzar la frontera de lo que se considera dopaje tecnológico.
La forma aerodinámica de las zapatillas y la placa de fibra de carbono contenida en la mediasuela, junto con su ajustado peso (menos de 200 gramos) son las grandes apuestas de Nike para conseguir el reto de bajar de las dos horas en la maratón. También la ropa diseñada en exclusiva para el evento (camisetas con microperforaciones, mallas, manguitos y calcetines) están expresamente diseñadas para facilitar la consecución del récord.
No es la primera vez que Nike se mete en un laboratorio para diseñar equipamiento que mejore las opciones de los atletas: en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 ya pudimos ver la tecnología Nike Swift, con la que se conseguía rebajar dos centésimas de segundo por cada 100 metros de carrera.
Nike no es la única marca, ni mucho menos, que desarrolla este tipo de tecnología en el calzado que permite ahorrar energía y correr más rápido: el boost de las zapatillas de Adidas o el Everun de Saucony también hacen referencia a distintas combinaciones de espuma en la mediasuela que mejoran la eficiencia del corredor.
¿Dónde comienza y dónde termina el dopaje tecnológico?
La dificultad aquí se encuentra a la hora de decidir qué es y qué no es dopaje tecnológico. ¿Una zapatilla diseñada para mejorar la actividad de un corredor puede considerarse como dopaje? ¿Realmente puede mejorar el desempeño del deportista o se limita a no entorpecerlo?
Quizás el caso más sonado en los últimos años fue el de los bañadores LZR de Speedo, utilizados por Michel Phelps y elaborados en colaboración con la NASA. En 2010 se puso fin a la polémica sobre si los bañadores podrían considerarse dopaje tecnológico, retirándolos de la competición, ya que se consideraba que aumentaban tanto la velocidad como la flotabilidad de los nadadores.
En el caso del récord del mundo de maratón que Nike quiere batir, tendrá que ser la federación internacional de atletismo (IAAF) la que deba pronunciarse al respecto, diciendo si efectivamente aprueba los materiales que se utilicen durante la prueba.
¿Qué opináis vosotros? ¿Podrían considerarse estas nuevas zapatillas dopaje tecnológico para los atletas?
Imagen | Nike
En Vitónica | ¿Dopaje o avance tecnológico?
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