Cuando hablamos de suplementación en deportes de resistencia, como pueden ser carreras de larga distancia, triatlones o las salidas largas de ciclismo, solemos hablar de elementos que nos aportan energía como geles de glucosa, barritas y similares. Sin embargo, estos no son los únicos suplementos que podemos utilizar para mejorar nuestro rendimiento, como por ejemplo las pastillas de sales.
A continuación hablamos de este suplemento: para qué sirven, quién puede usarlas, en qué momento y qué beneficios nos ofrecen las pastillas de sales durante nuestro entrenamiento o competición.
La función de las pastillas de sales es aportarnos una cantidad óptima de sales minerales durante los entrenamientos o competiciones de larga duración. Cuando estamos entrenando o compitiendo perdemos sales minerales a través del sudor, y es necesario reponerlas tanto para evitar los temidos calambres como para regular la pérdida de electrolitos.
Anteriormente y durante mucho tiempo este aporte de sales minerales la hemos realizado a través de bebidas de reposición, pero las pastillas de sales nos facilitan una nueva forma de hacerlo.
Estas pastillas de sales están compuestas por sodio y magnesio (los porcentajes pueden cambiar en función de las diferentes marcas y fabricantes) y pueden contar con otros compuestos como calcio o vitamina D. Básicamente el sodio nos sirve para regular equilibrio osmótico del cuerpo, mantener el equilibrio de los electrolitos y prevenir la deshidratación. El magnesio ayuda a prevenir la aparición de calambres.
Dado que, como hemos dicho, durante el ejercicio perdemos sales y electrolitos a través del sudor, es necesario reponerlos para mantener un buen rendimiento. La dosis habitual de sodio que se debe consumir es de 300 a 500 miligramos por hora de ejercicio, aunque hay que tener en cuenta ciertos factores como la tasa de sudoración del deportista o la temperatura y grado de humedad del lugar en el que se está ejercitando.
Las ventajas de las pastillas de sales
Entre las ventajas que presentan podríamos contar las siguientes:
- Son más fáciles de transportar que las bebidas de reposición: sobre todo si estamos en un entrenamiento o competición de carrera, donde nos interesa no llevar mucho peso encima. Las pastillas de sales vienen generalmente en forma de cápsula.
- Podemos controlar fácilmente la cantidad de sales que consumimos: con las bebidas de reposición, a no ser que consumamos la botella entera, es difícil controlar la cantidad de sales que tomamos. Con las pastillas sabemos siempre la cantidad de sales que consumimos.
- Su consumo es sencillo: solo tenemos que tragarlas junto con un vaso de agua (nunca con una bebida de reposición que también nos aporte sales).
Las pastillas de sales son otra de las opciones que tenemos a la hora de suplementarnos al hacer ejercicio, ¿las habéis probado?
Imagen | iStock
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