Van llegando los días de calor y muchos de vosotros seguro que ya estáis pensando en las vacaciones de verano: si vais a algún sitio con playa y no queréis dejar de entrenar en esos días, correr por la arena puede suponer un reto y una manera de manteneros en forma durante esos días de descanso.
Un ambiente distinto, aire más limpio, la compañía del mar y de las olas... Correr por la playa tiene un montón de ventajas que no podemos desaprovechar. Pero también necesitamos estar preparados para esos cambios, sobre todo si venimos de la ciudad y de correr todo el año sobre asfalto. Esto es lo que debes tener en cuenta antes de comenzar a correr por la playa.
¿Con zapatillas o sin zapatillas?: está claro que la gracia de correr por la arena es hacerlo con los pies descalzos. Pero ojo: si pasas todo el año corriendo con calzado amortiguado, por mucho que la arena sea una superficie más blanda, seguirás necesitando un período de adaptación. Comienza con unos pocos minutos concentrándote en aterrizar con el antepié en lugar de con el talón y ve aumentando el tiempo según pasen los días.
¿Arena mojada o seca?: si eres principiante en esto de correr por la arena, lo mejor es que comiences corriendo por la orilla del mar, donde la arena está mojada y es más firme. Si ya estás costumbrado a esta superficie puedes pasar a la arena seca, donde correr es mucho más exigente ya que el pie se hunde y requiere más esfuerzo moverse. Una buena idea también puede ser ir intercalando los dos tipos de arena como si fueran series.
Trabajo de propiocepción: si vienes del asfalto, correr por la arena puede ser todo un desafío. El trabajo de propiocepción se multiplica, ya que la arena es una superficie más inestable. Cuidado sobre todo con los tobillos y las rodillas: puedes comenzar a entrenarlos desde ahora mismo con ejercicios en seco para llegar en perfecto estado a la playa.
Cuidado con el cambio de altitud y con el aumento de humedad: personalmente es lo que más me afecta cuando corro por la playa. Cuanto más cerca estemos del nivel del mar, mayor cantidad de oxígeno hay en el aire y, en teoría, mejor debería ser nuestro rendimiento, pero siempre después de un período de aclimatación. Los primeros días que corro en la playa (estando acostumbrada a correr en Madrid todo el año) me suele dar una sensación muy extraña de mareo, por lo que controlo mucho los ritmos y las distancias.
También la humedad alta afecta a nuestro rendimiento, que se ve reducido en un alto porcentaje. Al haber una mayor humedad en las zonas de costa, el cuerpo es menos eficiente a la hora de evacuar el sudor y de refrigerarse. Controlar los ritmos y monitorizar nuestras pulsaciones es básico para correr de forma segura.
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