Que el ejercicio aeróbico es una buena manera de mantener activo el metabolismo todos lo sabemos, y es que por eso es una de las actividades preferidas a la hora de mantener el peso de manera correcta. Pero en este post no nos queremos detener en esta actividad en sí, sino en un estudio realizado por una universidad de Australia en el que se ha dejado claro que el ejercicio aeróbico disminuye las ganas de ingerir alimentos.
Por norma general el deporte hace que nuestro consumo de energía aumente y con ello el apetito de nuestro cuerpo. Esta es la idea que desde hace tiempo tenemos asociada a la práctica deportiva. A pesar de todo en esta ocasión este estudio parece contradecir todo lo que hasta ahora se pensaba, aunque solamente sucedería esto con el ejercicio aeróbico, nunca con el anaeróbico, y es que esta actividad puede tener más efectos en el organismo de los que pensábamos.
Parámetros del estudio
Según este estudio realizado por una universidad de Australia, y publicado en la revista Metabolism, la sensación de lleno que tendremos será mayor cuando en nuestras rutinas de entrenamiento incluimos ejercicios aeróbicos. El estudio afirma que las ganas de comer disminuyen sobremanera a la hora de practicar este tipo de deporte, y que por ello es uno de los mejores aliados a la hora de conseguir perder esos kilos que nos sobran.
El estudio se realizó con hombres sedentarios y con sobrepeso para valorar en ellos el efecto inmediato que generaba la realización de actividad deportiva. Para ello lo que se hizo fue dividirlos en tres grupos y el primero realizó durante cuatro meses ejercicio aeróbico tres veces por semana. El segundo realizó ejercicios con pesas en el mismo periodo de tiempo, y el último grupo no hizo ningún tipo de actividad.
Durante el estudio se les realizaron diferentes pruebas de control a los tres grupos y al final del periodo se llegó a la conclusión de que la sensación de hambre y requerimiento de nutrientes por parte del cuerpo era la misma, solo que los que realizaban actividad aeróbica tenían una mayor saciedad, lo que les llevaba a consumir menos cantidad de alimento que al resto de grupos que se mantenían exactamente igual que al comienzo del estudio.
Conclusiones
Según los datos recogidos por el estudio, los niveles de hormonas que actúan a la hora de sentir apetito no variaron en absoluto, por lo que el hambre seguía existiendo, pero la saciedad llegaba antes. En este estudio se ha detectado que una sustancia, concretamente la conocida como leptina, que es la encargada de informar al cerebro de que no necesitamos más alimento en el estómago, aparecía en más cantidades en los que realizaban ejercicio aeróbico.
Estos resultados demuestran que el apetito es más fácil de controlar por las personas que practican actividad aeróbica, ya que además de quemar más calorías, lo que conseguiremos será saciarnos mucho antes y por lo tanto hacer mucho más efectiva la actividad a la hora de controlar el peso de nuestro cuerpo.
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