Siempre que hablamos de etiquetado nutricional en los alimentos, pensamos en lo mucho que esconden y en que éste es el único recurso que tiene el consumidor para saber exactamente lo que consume. Y con los suplementos deportivos sucede lo mismo, pues muchos pueden estar mal etiquetados y representar un verdadero riesgo para los atletas.
Suplementos mal etiquetados
El uso de suplementos naturales es una practica extendida para favorecer la recuperación, reducir la fatiga o incluso, mejorar la fuerza o el rendimiento dependiendo de qué se trate.
No obstante, si pensamos que consumimos un suplemento totalmente natural y legal pero desconocemos que dicho complemento esconde hormonas u otras sustancias no autorizadas, podemos incurrir en riesgos, no sólo para la salud sino también, para la carrera profesional de un deportista, pues podrían ser acusados de dopaje sin saber que estan consumiendo una sustancia no autorizada.
Un reciente estudio publicado en la revista Phytomedicine analizó diferentes suplementos de Rhodiola Rosea, raíz de oro o raíz artica, una hierba que se utiliza para reducir la fatiga o el estrés, y cuya sustancia activa se denomina rosavin. Se concluyó que de 40 productos comerciales analizados, una quinta parte no contenía rosavin y cerca del 80% no tenía las cantidades registradas del componente activo o estaban adulterados con otras especies de Rhodiola que no producen semejante efecto.
Al parecer, la adulteración con otras especias de la misma hierba o con sustancias no conocidas es algo más frecuente de lo que creemos cuando se trata de suplementos nutricionales y/o deportivos de origen natural, pues además, se han investigado suplementos usados por militares y los resultados efectivamente muestran un mal etiquetado con información errónea o ausente en los complementos.
En este caso, se observaron inexistencias acerca del contenido de cafeína de los suplementos, encontrando un 30% del total analizados sin declaración del contenido de esta sustancia, pero que poseían proporciones elevadas de cafeína. Asimismo, el 25% de los productos tenían declaraciones imprecisas en las cuales el contenido de cafeína variaba en un 10% respecto a lo declarado y sólo poco menos de la mitad de los suplementos indicaban una cantidad exacta de cafeína en su etiqueta.
Esto último nos habla del riesgo para el organismo del consumidor, pues un exceso de cafeína resulta contraindicado y puede producir diferentes efectos negativos en el organismo e incluso, perjudicar el rendimiento en lugar de beneficiarlo.
Como si fuera poco, diferentes marcas de suplementos de proteínas están sufriendo demandas millonarias a causa de un mal etiquetado en sus productos que sobrevalora la cantidad de proteínas que ofrecen con la finalidad de economizar la producción, aunque los complementos tengan un precio realmente elevado
En concreto, se han descubiertos suplementos proteicos que sustituyen proteínas que se declaran en su etiquetado por aminoácidos más baratos y poco efectivos. En este caso, el peligro no es la causa del problema, sino el engaño el consumidor que busca resultados pagando por proteínas de calidad cuando en realidad, no le están vendiendo ello.
La regulación al respecto
Cuando se trata de alimentos sabemos que la clave está en el control y en la legislación que debe precisar cómo debe ser el etiquetado, qué se debe declarar y cómo se pueden o no comercializar diferentes productos, pues en este caso, la regulación puede ser parte del problema.
Aunque la FDA en su Guía de Etiquetado de Suplementos Dietéticos señala que todo componente que se presente en cantidades medibles (superior a 0 gramos) debe declararse en el etiquetado y que aun aquellos ingredientes que no posean recomendaciones diarias de ingestas deben figurar en la información nutricional, al parecer, poco control existe al respecto.
La FDA establece normas pero a diferencia de los alimentos, no hay organismos que con rigor se dediquen a controlar que dicha regulación se cumpla y ello, puede representar un verdadero riesgo para los atletas u otros consumidores que pretenden obtener beneficios con el consumo de suplementos, y éstos pueden no sólo no ser de ayuda sino también, esconder sustancias prohibidas o peligrosas para el organismo si no sabemos que se están ingiriendo.
Una vez más, el etiquetado es el único arma poderoso del consumidor y de allí la importancia de que no sólo los alimentos se vean obligados a cumplir con las normativas sino también, los suplementos dietéticos que, aun de origen natural, deben presentar datos exactos y claros acerca de su composición.
Bibliografía consultada | Phytomedicine. 2016 Jun 15;23(7):754-62. doi: 10.1016/j.phymed.2015.10.006. Epub 2015 Oct 31; JAMA Intern Med. 2013;173(7):592-594. doi:10.1001/jamainternmed.2013.3254; NSF; y FDA
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