La mayoría de las personas, cuando vuelven de sus vacaciones lo hacen acompañados de algún kilo de más: al hecho de que solemos dejar de lado los entrenamientos (aunque podemos entrenar incluso en la habitación del hotel con un pequeño circuito como este) le sumamos que nos relajamos con la dieta y damos rienda suelta a las cervecitas, las tapitas, las copas y demás placeres típicos veraniegos.
El hecho es que el mes de septiembre marca el punto de partida para muchos para comenzar la dieta: marcarse objetivos más saludables de cara al nuevo curso como comer mejor y perder esos kilos que hemos cogido por el camino son algunos de los buenos propósitos más extendidos.
Para que esos propósitos se cumplan, os echamos una mano con los puntos clave para mejorar nuestra alimentación de cara al nuevo curso. ¡Aprovecha septiembre para comenzar a cuidarte!
Pasa del súper y visita el mercado
Comenzar por una buena compra es fundamental cuando queremos comenzar a comer mejor. Lo más inteligente que podemos hacer es dejar el supermercado solo para lo imprescindible (productos de higiene, limpieza, alimentos en conserva...) y optar por comenzar a visitar el mercado tradicional o el pequeño comercio de nuestro barrio, donde podremos encontrar alimentos frescos y generalmente de buena calidad.
Quizás nos supone invertir un poco más de tiempo debido a los desplazamientos, pero el mero hecho de realizar la mayoría de nuestra compra en el mercado en lugar de en el súper ya conseguirá que aquello que llevemos a casa sea bastante más saludable.
Escoge alimentos y no productos
Basar nuestra alimentación en alimentos, y no en productos ultraprocesados, es otra de las grandes elecciones que podemos hacer a la hora de cuidar más nuestra alimentación. Esto resulta bastante más sencillo si hemos seguido el punto anterior: hacer la compra en el mercado en lugar de en el súper, donde las estanterías suelen estar atestadas de "productos comestibles" pero no de alimentos.
Una dieta basada en alimentos nos asegurará saber lo que estamos comiendo en cada momento, comer fresco y de temporada, evitar azúcares escondidos (como los que se encuentran en muchos de los alimentos procesados de forma habitual) y nos lleva directamente al siguiente punto de nuestra lista, que es...
Cocina lo que comes
Meternos en harina (nunca mejor dicho) y cocinar aquello que vamos a comer también nos ayuda a llevar una alimentación más variada, ordenada y equilibrada. Si hemos hecho la compra en el mercado y hemos optado por comprar alimentos en lugar de productos procesados, cocinar lo que comemos es el siguiente paso lógico.
En Vitónica tenemos una amplia selección de recetas saludables y sencillas a las que puedes echar un vistazo para inspirarte. Además, cocinando tú mismo, controlarás todo el proceso para no añadir grasas poco saludables o frituras excesivas a tus platos, y puedes elegir la forma en que vas a preparar cada plato (el wok o el microondas son dos buenas opciones que te pueden sacar de un apuro).
Si no eres muy ducho en temas de cocina, aprender a cocinar, aunque sea lo básico, es una inversión en tu salud a largo plazo. Busca información on-line, descarga aplicaciones móviles como Hatcook, apúntate a algún curso cerca de tu casa o pide ayuda a tus amigos para que te echen una mano al principio. Dentro de unos meses lo agradecerás.
Planifica tus comidas
Antes de meterte en la cocina, y antes incluso de ir a la compra, conviene que tengas planificados los menús de la semana. De esta manera comprarás solo lo necesario en el mercado y sabrás lo que vas a comer con antelación cada día de la semana: esta es una forma sencilla de evitar la tentación de saltarte tu plan de nutrición y además no gastarás dinero en cosas innecesarias.
Guarda un rato del domingo, por ejemplo, para planificar todos tus menús haciéndolos variados y equilibrados. Cocinar, guardar en tuppers (de cristal o de plástico, depende de cada caso) y congelar es muy buena idea, sobre todo si tienes que comer en tu lugar de trabajo o de estudios: solamente tendrás que sacar el tupper del refrigerador la noche anterior y calentarlo posteriormente antes de comer.
Una muy buena idea para tener listo para comer en cualquier momento son las "ensaladas en bote caseras": utiliza un bote de cristal con tapa de rosca para ir metiendo los ingredientes de tu ensalada, colocando abajo la base de hojas verdes (lechuga, escarola, espinacas, canónigos) y por encima los demás ingredientes. Cierra bien el bote y guárdalo en la nevera para que aguante en perfecto estado unos días (el aliño mantenlo aparte hasta la hora de comer) y tendrás una ensalada lista para comer en cualquier momento.
Elimina (o reduce drásticamente) el consumo de alcohol
Ya sabéis que este año tenemos un propósito saludable para llevar a cabo cada mes, y os adelantamos que el propósito del mes de septiembre es eliminar o reducir al máximo posible el consumo de alcohol. Seguramente durante el verano nos hayamos excedido con los mojitos en el chiringuito, las cañas, la sangría... y estas son calorías sin ningún valor nutricional que podemos eliminar fácilmente diciendo adiós al alcohol en nuestro día a día.
Mientras estamos en casa esta norma es sencilla de seguir, pero ¿qué ocurre cuando salimos con los amigos o vamos a tomar el aperitivo? Si quieres refrescarte, el agua con gas, hielo y una rodaja de lima o limón puede hacer las veces de un refresco. Para consumo esporádico, la cerveza sin alcohol o los cocktails sin alcohol pueden ser otra de las opciones, pero no te excedas.
Con estos pequeños consejos, los kilos que hayamos podido coger durante las vacaciones desaparecerán en poco tiempo. Mantente activo, retoma el ejercicio físico si es que lo has dejado de lado durante los meses de verano y comprométete a llevar una dieta saludable durante este nuevo curso.
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