Un impulso no es más que un estímulo o una fuerza interna que muchas veces nos empuja a tomar decisiones apresuradas, por eso, te recomendamos que si quieres cuidar lo que comes y empezar con una buena dieta el 2013, al comer, no te guíes por impulsos.
Hay muchos factores que nos rodean constantemente que pueden iniciar un impulso en nosotros, por ejemplo: el olor a un bollo recién elaborado que sale de una pastelería, el pasar por una heladería y ver las promociones en primera plana, entre otros.
Sin embargo, si analizamos cómo se desarrolla un impulso, podremos controlarlo fácilmente y no dejar que ellos decidan en nuestras elecciones alimentarias.
Pues, un impulso surge en nosotros a causa de algún factor externo, por ejemplo, nos dieron muchas ganas de comer chocolate porque vi un envoltorio en la calle. Esos fuertes deseos de comer chocolate se intensifican hasta llegar a un momento cumbre y después, automáticamente pensamos en otra cosa, hacemos algo que en nada se asocia al chocolate y rápidamente el impulso decae hasta desaparecer.
Así, si tuvimos la fuerza suficiente para no dejarnos guiar por el impulso, no hemos comido el chocolate y nos dimos cuenta que sólo se trataba de un deseo, y no de necesidad real o de hambre.
Por ello, si al comer no te guías por impulsos, puedes reducir la cantidad de veces que comes sin hambre real y ajustar mejor las ingestas a tus necesidades.
Deja pasar por alto algunos de tus impulsos, no dejes que ellos te guíen al comer y verás cómo muchas tentaciones quedarán en el olvido.
Imagen | Orofacial
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