Algunos mitos sobre la nutrición durante el verano

Estamos en el ecuador del verano, pero nunca viene mal dar un repaso a algunos de los mitos nutricionales que más se difunden entre la población. Hoy prestamos especial atención en algunos mitos que suenan mucho sobre todo en verano.

Seguro que muchos de vosotros habréis sufrido las interminables digestiones de más de dos horas antes de poder ir a la piscina o al agua del mar, sin embargo ¿es realmente necesario esperar tanto tiempo?

 Los cortes de digestión al bañarnos

En primer lugar, debemos tener en cuenta varios elementos, pero el más importante es, que la digestión es un proceso que nuestro cuerpo no comienza y finaliza rápidamente. La digestión comienza en nuestra boca y finaliza en el intestino, donde se desintegran los alimentos que ingerimos.

Pero de todo el proceso digestivo, realmente es en el estómago donde se lleva a cabo la mayor parte del proceso. Cuando la comida se encuentra en el estómago, se reducen los alimentos de manera que en esa reducción lo que obtenemos son los nutrientes que finalmente pasan al torrente sanguíneo.

Tras este proceso, se produce lo que conocemos como vaciamiento gástrico para que el bolo alimenticio pase al intestino. Cuando los alimentos están en el estómago, este necesita flujo sanguíneo en la zona, lo que suele provocar distensión del mismo y saciedad.

Un corte de digestión puede producirse por muchos motivos, no tiene por qué ser necesariamente al bañarnos, sin embargo, es cierto que un cambio muy brusco de temperatura puede producir un corte de digestión.

Aún así, no por esperar dos o tres horas vamos a evitar un corte de digestión. Si la comida ha sido copiosa, y el organismo necesita más tiempo para digerir, incluso dos horas pueden ser escasas, o no. Lo importante para evitar un corte de digestión es introducirnos en el agua poco a poco y no realizar esfuerzos excesivos si no estamos acostumbrados, pero no tenemos por qué esperar dos horas o tres para bañarnos.

 Dormir después de comer engorda

Al parecer hay algunos medios que están indicando que dormir después de comer engorda. Lógicamente esto es un disparate, y si lo pensamos bien, no tiene absolutamente ningún sentido.

Nuestro organismo va a funcionar igualmente si dormimos o si nos mantenemos despiertos, con lo cual, echar una pequeña siesta después de comer, no va a provocar que nuestro cuerpo almacene la comida que ingerimos en forma de grasa.

Para que nuestro cuerpo almacene grasa debemos ingerir más kilocalorías de las que nuestro cuerpo gasta a lo largo del día, y ello no va a depender de si dormimos o no justo después de comer.

De hecho, es completamente normal que nos entre sueño después de comer, sobre todo si la comida ha sido alta en carbohidratos, debido a los efectos que estos tienen sobre nuestro organismo, así que si podemos echarnos una siesta, nuestro cuerpo lo agradecerá, luego ya seremos activos el resto del día.

Comer fruta tras la comida engorda

Entre los mitos más sonados también encontramos el de que comer fruta tras la comida engorda. Como siempre decimos, lo que va a provocar que engordemos o no, será el cómputo calórico global que ingiramos durante el día, además de la procedencia de estas, ya que el cuerpo no son solo matemáticas.

Ya lo hemos dicho en infinidad de ocasiones, que no podemos limitarnos solo a pensar en las kilocalorías y que no es igual 200Kcal procedentes de bollería industrial, que de un buen plato de verduras y frutas, sin embargo, a la hora de perder grasa, las kilocalorías también cuentan.

Sin embargo, como comentábamos en el titular, el hecho de que comer fruta tras la comida engorda es un mito. El momento en el que comamos fruta no va a determinar que engordemos o adelgacemos. De la misma forma que es un mito el pensar que juntar proteínas y carbohidratos en una misma comida engordan.

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