Sin duda durante el siglo XXI se ha puesto mucha atención a los hábitos y demás factores que afectan la alimentación de las personas, tal vez porque es ahora cuando se visualiza una pandemia estrechamente vinculada a la dieta y demás hábitos de vida, pues la obesidad es una enfermedad global.
Una muestra clara de esta concentración en lo que comemos es un nuevo término del siglo XXI: “analfabetos alimentarios“, que se utiliza para describir a aquellos individuos que carecen de habilidades para reconocer alimentos saludables así como para cocinarlos, pues la tecnología en su casa así como el abuso de la comida rápida no les permiten conocer qué es el repollo, por ejemplo.
Son analfabetos alimentarios un gran número de adolescentes del siglo XXI, que no saben elegir, reconocer y menos aún cocinar, alimentos saludables, pues han crecido en hogares donde no se elaboran comidas sino que los alimentos vienen elaborados desde un lugar externo.
La ausencia de comida casera hace que tampoco allá en el refrigerador un tomate, una patata o un filete de pescado, sino que, todo lo que se encuentra es listo para calentar en microondas o descongelar y consumir, lo cual sin duda afecta la calidad de su alimentación y por ende, repercute en su salud.
La realidad es que el término es muy novedoso pero seguramente muchos de nosotros conocemos familias enteras que desde hace tiempo pueden recibir esta denominación, pues es triste decirlo, pero cada vez cocinamos menos, cada vez compramos menos materia prima para elaborar y por el contrario, escogemos productos ya elaborados que casi no requieren de nuestro esfuerzo antes de consumirlos.
Para todos aquellos que se consideren analfabetos alimentarios o que están muy cerca de serlo, es momento de actuar y de intentar modificar las cosas por el bien de la dieta y la salud. Entonces, podemos empezar por reducir el número de veces que comemos fuera de casa, ir a comprar verduras y frutas, leer recetas fáciles para elaborarlas (algunas podéis ver en Vitónica), ir a la pescadería, o intentar imitar la hamburguesa que compramos en casa, es decir, probar de elaborarla con nuestras propias manos.
Sólo así cambiaremos la calidad de lo que comemos y dejaremos a un lado nuestro desconocimiento acerca de alimentos y comidas más sanas para empezar a disfrutar de una dieta más saludable.
Vía | MayoClinic
Imagen | Katagaci