En todo momento del año y sobre todo en esta época donde el cuerpo queda más expuesto, las dietas milagro nos acechan pudiendo volvernos su víctima. Por eso, hoy realizamos el análisis de otra dieta milagro que ya esta dando que hablar en la web, se trata de la dieta Duke, también llamada dieta del arroz.
¿En qué consiste la dieta Duke?
La dieta Duke se promociona como un programa de hábitos saludables que permite perder peso rápidamente llevando una alimentación baja en grasas y muy baja en sodio, pues se lo considera un fuerte estimulante del apetito.
La dieta propone la realización de dos fases, ambas basadas principalmente en hidratos de carbono y proteínas vegetales, así como mucha fibra, vitaminas y minerales.
La primer fase es muy restrictiva y sólo permite el consumo de frutas y arroz integral, de manera de obtener potasio, fibra, vitaminas del complejo B y otros micronutrientes. Eso sí, como podemos ver, casi no tenemos proteínas salvo las presentes en el arroz, pero sin aminoácidos esenciales y tenemos nulo aporte de grasas. Se sugiere durante esta fase tener una fuerte supervisión médica.
La segunda fase se amplia permitiendo consumir legumbres además de arroz, verduras, frutas y otros hidratos como las pastas, pero sólo se permite la ingesta de pescado como fuente de proteínas y grasas a una vez por semana.
La dieta debe extenderse por 12 semanas como máximo aunque dependiendo de la salud del paciente puede llevarse a cabo por más tiempo y promete una pérdida de peso de entre 10 y 16 kilos.
Errores de la dieta Duke
Aunque se habla de promoción de hábitos saludables y se nombra mucho al ejercicio, en el plan que ofrece la dieta sólo se proponen estas dos fases en la cual no se dictan porciones de alimentos ni se habla de actividad física recomendada.
Un error principal en la dieta Duke es el desequilibrio nutricional que se observa fácilmente, pues faltan grasas buenas, proteínas de alto valor biológico pero abundan los hidratos complejos. Es decir, en la dieta las calorías pueden ser variables pero la mayor parte de éstas no estarán provistas por proteínas y grasas sino por hidratos.
Aunque es bueno reducir las grasas de la dieta e incrementar el consumo de fibra, en esta dieta tocamos límites peligrosos, pues el organismo requiere de ácidos grasos esenciales que sólo los alimentos pueden ofrecerlos a diario, mientras que en esta dieta quedan practicamente eliminados en un principio y sólo pueden estar presentes en cantidades mínimas en la segunda fase.
Por otro lado, no nos enseña a comer ni modifica hábitos realmente, sino que nos prohibe alimentos sin permitirnos aprender a convivir con la gran oferta de productos que nos rodea en la actualidad.
Tiene un tiempo, por lo tanto, no es una dieta que podamos realizar toda la vida, lo cual habla de su equilibrio nutricional y su efecto en la salud.
Por todo esto, la dieta Duke también es una dieta milagro con la cual debemos tener cuidado. Si bien sus bases son buenas (comer más fibra, menos grasa y sodio), no propone una solución real para lograrlo y conservar el cambio a largo plazo en beneficio de la salud.
Imagen | Rob Qld