La cuestión es simple, ingerimos más calorías de las que gastamos y no las gastamos porque no nos movemos. En la población infantil están los datos más alarmantes, estamos criando obesos desde la niñez, con dietas con pocos vegetales y frutas y muchas chuches, bollería y bebidas azucaradas. Todo esto se traduce en enfermedades (hipercolesterolemia, cardiopatías, diabetes...), y mientras decae el estado de salud de la población, aumentan enormemente los gastos sanitarios. También la obesidad tiene su factor cultural, hemos copiado un estilo de vida poco saludable, con mucho estrés, poco tiempo para comer y mucho menos para hacer ejercicio y relajarnos. Del poco tiempo para comer nacen las empresas fast-food y a partir de aqui ya os sabéis el cuento...(grasas y más grasas). Es un problema multifactorial que sólo se atajará si se actúa desde diferentes perspectivas: desde la familia, la educación, la salud pública y sobre todo empezando por la concienciación de cada uno de nosotros.