Seguramente habéis visto en un montón de anuncios, o habéis leído en un sinfín de revistas, o habéis escuchado a muchos de vuestros amigos, conocidos o familiares hablar de cambios drásticos en su alimentación para conseguir mejorar su estado de forma.
Gente que ha pasado de comer golosinas, grasas, fritos, bollería, comida basura, refrescos azucarados u otras porquerías, a no comer prácticamente nada, o tomar pastillas adelgazantes o batidos sustitutivos o dietas drásticas sin aprender a comer, que es la clave del éxito.
Sin duda todas esas personas al principio han visto resultados en forma de menos kilos en su báscula del baño, usando otras tallas de ropa, e incluso dando consejos a diestro y siniestro de la panacea de lo que han hecho para bajar de grasa, pero al de unos meses el temido efecto rebote les han atrapado de nuevo y los kilos perdidos han regresado a sus cartucheras, barrigas y demás depósitos de grasas.
Esto sucede porque la gente tiene prisa, ha llevado una vida plagada de excesos donde la comida ha servido bien de estímulo, de pasatiempo o de vicio, y con los cambios drásticos que han hecho para bajar los kilos de más no han conseguido aprender a comer, y por tanto en cuanto vuelven a su rutina de siempre les vuelven de golpe esos kilos que con tanto sufrimiento habían bajado.
La clave para tener un cuerpo en forma y bajo en grasa no es métodos drásticos, sino aprender a comer, y en este post os vamos a dar una serie de pautas de lo que debéis controlar, que comer, cuando comer, que quitarse de la dieta o que es lo ideal en muchas ocasiones.
Aprende a comer con estas sencillas pautas
Controla los hidratos simples: un defecto de todo el mundo es comer hidratos simples sin control. Ven la pirámide nutricional y como se recomienda a diario pan, cereales o harinas se les va de las manos. No es necesario comer todo con pan, ni tomar tanta azúcar, no lo es. El pan blanco, los cereales azucarados, las galletas (de todo tipo), es mejor remitirlos al máximo.
La fibra: tenemos la idea que la fibra no engorda y no es así, por mucha fibra que tenga un alimento no quiere decir que engorde menos, sino que por norma suele ser más saciante y ayuda a nuestro intestino, además de bajar el índice glucémico de los alimentos.
No a la comida basura: cuando se habla de comida basura se piensa en pizzas, hamburguesas y comida rápida, pero lo malo de esas comidas son las salsas y los complementos como fritos y demás. Una hamburguesa no es tan mala si se quita la mayonesa, el kepchup, si no se bebe un refresco azucarado. La pizza con ingredientes naturales y frescos aporta mucho menos calorías que una industrial.
Saciate con fruta: nunca optes por los tentempiés que nos venden como galletitas, sándwichs, aperitivos, barritas y demás panaceas, no hay nada como la fruta para esas horas muertas en las que nos entra en gusanillo. Aportan vitaminas esenciales y sacian nuestro apetito de forma saludable.
Desayuna siempre: es costoso si no estás acostumbrado, pero un desayuno nutritivo hará que te enfrentes al día con energía y con menos gula en las siguientes horas. Nunca optes por galletas, sean del tipo que sean, lo ideal es cereales integrales, avena, muesli con leche desnatada. Rellenarán tus depósitos de energía, saciando tu apetito durante más horas.
No te saltes comidas: la clave no es no comer, eso no sirve de nada, come siempre que tengas hambre, así no llegarás a la siguiente comida con un exceso de hambre que hará que devores el pan o un exceso de comidas.
Cena proteína y verduras: olvídate de los bocadillos para cenar, pizzas o hamburguesas, opta por alimentos proteicos como pescados, carnes magras, mariscos y acompáñalos con verduras para saciar. Son cenas saludables y pueden ser muy variadas.
Menos salsas mejor: alimentos sin salsas te ayudan a no comer pan, que aunque engorda lo que más engorda es la salsa que acompaña a los platos. Si puedes optar por platos sin ningún tipo de salsa mucho mejor.
Comer ensalada: si eres una persona sedentaria lo ideal es comer de primero una ensalada. Hay mil formas de crear ensaladas ricas y variadas, con frutas y verduras, con algo de arroz, o legumbres como lentejas o garbanzos. Abusa de la lechuga, cuanto más verde más sacia tu apetito.
Aprende a beber agua: somos un 90% de agua y como tal este elemento debe ser imprescindible en nuestra alimentación. Beber agua sirve de saciante, hidratante y además ayuda a estar en un estado más sano eliminando las retenciones de líquidos del cuerpo. Siempre puedes optar por bebidas sin calorías con algo de sabor, pero sin abusar del gas que nos puede hinchar y no ayuda en la digestión y asimilación de alimentos.
No te prives de nada: es indispensable no privarse de nada, así que márcate uno o dos días a la semana para comerte esas onzas de chocolate que tanto te gustan, unas bolas de helado o la tarda de manzana de tu madre. Lo importante es una dieta equilibrada controlando las cantidades de los alimentos que no debemos comer en exceso.
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