Cenar no es almorzar

Por el actual ritmo de vida que llevamos apenas solemos desayunar, no nos da tiempo a comer y cuando más relajados y con tiempo estamos para dedicar a la alimentación es por la noche, que es donde nos solemos poner las botas, pero esto es un error.

Según las recomendaciones dietéticas el almuerzo debe suponer un 35-40% de la ingesta calórica diaria y la cena sólo un 15-20%. Lo habitual es que hagamos lo contrario o que cena y almuerzo sean muy similares. Cenar tan abundantemente no es necesario, ya que a esas horas el cuerpo no necesita tanta energía porque se dispone para descansar.

Lo de desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un pobre es una recomendación a seguir porque como también reza un dicho popular: "de abundantes cenas están las sepulturas llenas". La energía extra de la cena irá directamente al almacén de las grasas.

Una cena debe ser ligera y separada unas 2-3 horas del momento en que nos vayamos a la cama. Queso fresco, ensaladas, fruta y en general comidas de fácil digestión son las que se recomiendan para la cena.

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