Una de las preguntas del millón es cómo conseguir mantenernos en un peso adecuado después de haber perdido peso. Y es que, la idea detrás de la pérdida de peso no debería ser la de hacer una dieta muy estricta durante un tiempo limitado e ir al gimnasio durante ese tiempo, sino hacer un cambio de hábitos para el resto de nuestra vida que implique comer de una manera más saludable y movernos más.
Sin embargo, no vamos a engañarnos, viviendo en un ambiente obesogénico como lo hacemos, donde los alimentos muy calóricos están siempre a nuestro alcance y especialmente disponibles y donde, además, la vida cada vez resulta más sedentaria, esto no es tan fácil como parece.
La clave para conseguirlo podría estar en el flujo de energía. Es decir, la diferencia que existe entre la energía que entra con la energía que sale (en este caso, refiriéndonos a las calorías quemadas vs. ingeridas). Al menos esto es lo que señala una investigación publicada en en la revista MDPI. En concreto, se trata de la teorización sobre la importancia de los flujos de energía.
Algo que sabemos es que para mantener a largo plazo el peso que hayamos perdido necesitamos mantener un equilibrio energético sostenible. Es decir, o bien combinando un bajo consumo de energía con un bajo gasto de energía o bien emparejando un alto consumo de energía con un alto gasto de energía.
Sin embargo, estos investigadores teorizan que en el ambiente actual - que favorece el alto consumo de calorías - para poder mantener un peso estable tendrían que aumentar el flujo de energía. Para ello hay dos maneras de conseguirlo: o volviendo a ganar peso porque se aumenta el consumo de calorías o aumentando el gasto de energía a través de actividad física.
Apoyan este argumento en el hecho de que ninguna dieta de reducción de calorías ha resultado efectiva para mantener la pérdida de peso a largo plazo y consiguen que aumente el flujo de energía al volver a generar ganancia de peso. Por ello, estos investigadores consideran que la mejor opción sería aumentar el nivel de actividad física de manera que se aumentara el flujo de energía sin incrementar el peso corporal.
Además, aunque admiten que aumentar la cantidad de actividad física que se hace puede ser un reto, no parece ser más difícil que mantener una restricción calórica muy estricta en nuestro ambiente obesogénico. En definitiva, aunque se trata únicamente de una teorización basada en el efecto de los flujos de energía en nuestros cuerpos, estos investigadores consideran que para la mayoría de nosotros la restricción calórica y de comida no es una estrategia eficiente a largo plazo y los intentos de pérdida de peso deberían centrarse en la interacción entre dieta y ejercicio y un flujo de energia alto.
Estas conclusiones son similares a las de otros estudios anteriores que encuentran que, aunque para perder peso es importante una restricción calórica, para mantener la pérdida la clave estaría en el ejercicio físico. Este es el caso de una investigación publicada en 2016 en The American Journal of Clinical Nutrition, entre otras.
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