El verano es tiempo de vacaciones y de descansar. Normalmente en esta época solemos descuidar nuestra disciplina habitual a lo largo del año, algo que nos acaba pasando factura, y que se traduce en aumento de kilos y pérdida en muchos casos de tono muscular. Para evitar esto es importante que sigamos una serie de recomendaciones. Estar de vacaciones no significa descuidar nuestra alimentación, ya que nuestro cuerpo no está de asueto, sino que sigue trabajando y los alimentos le siguen afectando de la misma manera que el resto del año. A pesar de todo, las vacaciones son un periodo en el que casi todos solemos descuidarnos y bajar la guardia. Comer fuera, los desajustes en los horarios de las comidas, los caprichos a lo largo de la jornada y la falta de actividad física pueden amargarnos la vuelta a la rutina después de vacaciones, por lo que es importante que pongamos el remedio antes.
Los principales enemigos de esta época en lo que a cuidado de la línea se refiere son la falta de ejercicio y el exceso con las comidas. Por ello es necesario que tengamos esto en cuenta para poder echar el freno a tiempo. Es fundamental que nos concienciemos que el verano no es una época para dejar de lado los hábitos de vida sanos. Es fundamental que sigamos cuidando las comidas respetando las cinco que tenemos que hacer a lo largo del día de forma ligera y sin abusar de las grasas saturadas y las calorías vacías. El verano es un momento en el que comemos fuera de casa muchos días. En este caso es primordial que controlemos todo lo que ingerimos. En ningún caso debemos dejarnos llevar por los diferentes alimentos fritos o con exceso de grasas y calorías que se interponen en nuestro camino. Lo mejor es optar por las ensaladas, la comida a la plancha. En lo que a postres se refiere, el verano es tiempo de helados, y casi todos nosotros caemos en la tentación, pero, a pesar un postre nutritivo nos aporta altas cantidades de calorías y grasas saturadas. La mejor opción al helado es la fruta. El verano es una época en la que la fruta abunda y es el mejor postre para endulzarnos el paladar sin poner en peligro la línea. Por otro lado, el sedentarismo es otro punto que tenemos en nuestra contra en los meses de verano, y es que las vacaciones hacen que nos relajemos hasta tal punto que no practicamos deporte. Es cierto que estamos de vacaciones, y por eso el ritmo de la actividad deportiva puede disminuir, pero nunca desaparecer del todo, ya que tenemos que evitar la pérdida del tono que hemos trabajado a lo largo de todo el año. Para conseguirlo basta con caminar todos los días o salir a correr entorno a media hora. Realizar sencillos ejercicios como sentadillas, elevaciones laterales de hombro... Lo podemos hacer sin peso, simplemente levantando el propio del cuerpo, o con la ayuda de bandas elásticas que harán las veces de resistencia. Ni que decir tiene que en verano no debemos dejar de lado los deportes acuáticos, la natación es uno de los mejores para mantenernos en forma en esta época, ya que es una de las maneras más completas y menos agresivas de entrenar todos los músculos del cuerpo. Además, y como consejo, debemos evitar el exceso de alcohol en las salidas nocturnas, ya que es una fuente importante de calorías y no sólo eso, sino que las intoxicaciones etílicas dejan en baja forma nuestro organismo hasta que logramos recuperarnos.
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